Ayer comencé a referirme a dos frases que me hicieron pensar y de alguna manera me causaron un impacto.
Las mismas son parte de los adornos en la casa de mi hijo en Iowa, seleccionadas e instaladas por su esposa.
Dejé para el final la frase más importante de las dos. Cuando la vi, me detuve para leerla, y me dije: ¡qué gran verdad!
La frase en cuestión dice en su original en inglés:
"NEVER GET SO BUSY MAKING A LIVING
THAT YOU FORGET TO make a life"
O sea, "NUNCA ESTÉS TAN OCUPADO EN HACER DINERO QUE TE OLVIDES DE hacer una vida"
Se me hace que esta frase contiene el planteo básico de una definición de vida.
Se trata ni más ni menos de quiénes somos, o quiénes y cómo queremos ser.
Si atados, esclavizados, subyugados y sometidos por una diaria rutina que nos explota al grado máximo de nuestras capacidades, que nos come la vida, que nos exprime cuanto puede, y no nos deja tiempo para ser nosotros mismos (nosotros para pensar, para meditar, para descansar, para escuchar música, leer un libro, hacer sociabilidad con amigos, participar en fiestas, y disfrutar con la familia) o si por el contrario, decidimos que hay valores mucho más importantes que ganar cada vez más, que ganar dinero, que vivir para trabajar, y entonces decidimos cambiar, darle sentido a nuestra vida, decidimos vivir, y por tanto, revertimos la ecuación. En lugar de vivir para trabajar, trabajamos para vivir.
Trabajar dignifica, resulta una necesidad psicológica y anímica. Quien ha tenido que pasar la dura prueba de quedar sin empleo, sabe la paz espiritual, la tranquilidad, la seguridad personal, el sentirse reconocido y ocupar un lugar útil en la sociedad que representa el trabajo.
Pero, quien trabaja tiene que ser consciente de sus derechos, y no dejarse atropellar por el afán de lucro de otros, que utilizan casi que cualquier estratagema para hacer que la gente les produzca más, en el mismo tiempo, lo cual significa en la práctica, una rebaja salarial.
Por otra parte, hay que saber elegir el empleo, y hay que saber darse su lugar.
Hay que saber matizar el deber con el placer.
En paises como Francia --que ya han acortado la semana de trabajo-- la gente tiene un sentido natural del "savoir vivre" (saber vivir).
Cuando los estadounidenses ven cómo los españoles se reúnen a partir de la hora 22 para cenar en un restaurante, y pasan las horas dialogando, riendo y disfrutando la buena comida hasta la una o dos de la madrugada, se preguntan atónitos ¿cómo pueden hacerlo?
La receta es que al día siguiente no se levantan temprano, o tienen un horario partido, donde hacen unas horas de mañana, y otras de tarde.
Pero gozan de la vida. La disfrutan. Se distienden.
Ello es necesario, absolutamente necesario, para mantener nuestro sentido de seres humanos, para no aniquilarnos, para defender nuestra dignidad personal.
Es necesario para no ser una hormiguita productora, y apenas un número en planillas.
Por eso esta frase me pareció indispensable casi.
Por eso hizo que me detuviera en mi andar apenas la vi.
Por eso quise compartirla con ustedes.
Repito: se trata de trabajar para vivir, no de vivir para trabajar. Y en ello hay una gigantesca diferencia.
enigma
THAT YOU FORGET TO make a life"
O sea, "NUNCA ESTÉS TAN OCUPADO EN HACER DINERO QUE TE OLVIDES DE hacer una vida"
Se me hace que esta frase contiene el planteo básico de una definición de vida.
Se trata ni más ni menos de quiénes somos, o quiénes y cómo queremos ser.
Si atados, esclavizados, subyugados y sometidos por una diaria rutina que nos explota al grado máximo de nuestras capacidades, que nos come la vida, que nos exprime cuanto puede, y no nos deja tiempo para ser nosotros mismos (nosotros para pensar, para meditar, para descansar, para escuchar música, leer un libro, hacer sociabilidad con amigos, participar en fiestas, y disfrutar con la familia) o si por el contrario, decidimos que hay valores mucho más importantes que ganar cada vez más, que ganar dinero, que vivir para trabajar, y entonces decidimos cambiar, darle sentido a nuestra vida, decidimos vivir, y por tanto, revertimos la ecuación. En lugar de vivir para trabajar, trabajamos para vivir.
Trabajar dignifica, resulta una necesidad psicológica y anímica. Quien ha tenido que pasar la dura prueba de quedar sin empleo, sabe la paz espiritual, la tranquilidad, la seguridad personal, el sentirse reconocido y ocupar un lugar útil en la sociedad que representa el trabajo.
Pero, quien trabaja tiene que ser consciente de sus derechos, y no dejarse atropellar por el afán de lucro de otros, que utilizan casi que cualquier estratagema para hacer que la gente les produzca más, en el mismo tiempo, lo cual significa en la práctica, una rebaja salarial.
Por otra parte, hay que saber elegir el empleo, y hay que saber darse su lugar.
Hay que saber matizar el deber con el placer.
En paises como Francia --que ya han acortado la semana de trabajo-- la gente tiene un sentido natural del "savoir vivre" (saber vivir).
Cuando los estadounidenses ven cómo los españoles se reúnen a partir de la hora 22 para cenar en un restaurante, y pasan las horas dialogando, riendo y disfrutando la buena comida hasta la una o dos de la madrugada, se preguntan atónitos ¿cómo pueden hacerlo?
La receta es que al día siguiente no se levantan temprano, o tienen un horario partido, donde hacen unas horas de mañana, y otras de tarde.
Pero gozan de la vida. La disfrutan. Se distienden.
Ello es necesario, absolutamente necesario, para mantener nuestro sentido de seres humanos, para no aniquilarnos, para defender nuestra dignidad personal.
Es necesario para no ser una hormiguita productora, y apenas un número en planillas.
Por eso esta frase me pareció indispensable casi.
Por eso hizo que me detuviera en mi andar apenas la vi.
Por eso quise compartirla con ustedes.
Repito: se trata de trabajar para vivir, no de vivir para trabajar. Y en ello hay una gigantesca diferencia.
enigma
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