El señor Andrés Arellano --a quien no conozco-- escribió en la Internet un artículo titulado "La Violencia En El Cine", donde utiliza el trillado argumento de que el cine sólo es una representación de la sociedad, y que la violencia que se presenta en las películas no es más que la que existe en la realidad.
Pues bien. No es así.
Desgraciadamente vivimos un mundo de mucha violencia, justamente porque los medios ejercen enorme influencia para alentarla, prohijarla, hacerla normal, tolerable, asimilable y reproducible.
Pero además hay muchas películas que son ficción pura, que no guardan relación alguna con la realidad, pero que proponen una colección de escenas a cual más violenta, para la satisfacción de mentes brutas, sanguinarias, proclives al crimen, degeneradas, o bien, totalmente alteradas por el uso de alcohol y drogas.
Mark, un lector --a quien por supuesto tampoco conozco-- escribió como comentario lo que transcribo:
"Yo creo que algo va mal si la violencia le resulta entretenida a la mayor parte de los espectadores. Dicen algunos expertos que la contemplación de escenas violentas debe entenderse como catarsis -dando por hecho que los espectadores son personas cuerdas que diferencian la ficción de la realidad-; otros replican que los actos violentos son malos para todos: a la larga crean un efecto “narcotizante” que puede producir falta de sensibilidad si la violencia se da en la vida real. Me quedo con el argumento de los segundos; que la gente busque otras formas de catarsis.
El mundo ya es lo suficientemente violento como para que tengamos que aguantar películas que se regodeen en ello."
Creo que la primera frase de Mark es clave: "algo va mal si la violencia le resulta entretenida a la mayor parte de los espectadores".
Si ver escenas cargadas de una dosis de violencia inusitada, no repugna, no causa un visceral rechazo, es que evidentemente algo está muy mal en la sociedad, y en las personas individualmente y en concreto.
Educadores, psicólogos, sociólogos, médicos, equipos realmente multidisciplinarios deberían con honestidad intelectual analizar esto que está sucediendo, y procurar trazar pautas y líneas fundamentales de acción en rescate de los mejores valores que pueden animar al ser humano. Y por tanto, a ponerle lejos de elegir o preferir a semejantes pelílculas.
Pero además, las autoridades de los países deberían enfrentarse si es necesario a la industria cienematográfica --que por supuesto es multimillonaria, como el narcotráfico-- y establecer claras normas, no ya de clasificación de las películas, sino de pautas éticas según las cuales un director, un equipo de realizadores, rechace de plano libretos que tengan ciertos contenidos en que la violencia sea usada desmesuradamente, y en que sea ensalzada inclusive como una forma de conducta.
No se trata de aplicar censura --la palabra suena feo-- pero la Academia de Hollywood por un lado, las autoridades de la Educación en Estados Unidos, y las autoridades de Educación en otros países, deberían poder ejercer u na acción directa y preventiva, en favor de la salud mental de sus pueblos, en impedir el acceso de ciertos sub-productos del cine, a las pantallas de un país.
Se trata de defender al ser humano de ser atacado, manipulado, y programado para ir lenta, paulatina, pero seguramente, aceptando las formas de violencia que el cine ofrece, primero como si fuera un espectáculo cualquiera, y segundo como posibilidades que pueden inspirar reales actos violentos, de individuos desequilibrados, o cercanos al desequilibrio mental.
Así las masacres en universidades, en oficinas, etc.
Así la violencia doméstica, los asaltos a mano armada, las muertes de personas inocentes en manos de vándalos drogadictos, etc. etc.
Se trata de adoptar medidas de profilaxis socio-cultural en defensa de la cordura, la ética, y el mejor desarrollo espiritual de las personas.
¡Claro! no escapa a nuestro conocimiento cómo se manejan los grupos de interés, y los poderosos grupos que funcionan en la total clandestinidad y secreto, pero que manipulan a las grandes masas, para que los medios sigan gozando de impunidad, y sigan virtiendo a raudales cada mes y cada año, toneladas de execrable violencia destinada a las grandes masas.
De todo eso no sólo hacen dinero, sino que se benefician esos grupos que necesitan vivir de la descomposición social. Son como aves de rapiña que se alimentan de carroña.
Pero la carroña más preferida por esos individuos y grupos, es la que envuelta en billetes, es consecuencia del deterioro moral total, ante el cual, elllos dominan, controlan y gobiernan.
Una vez más, se requiere de realizadores y creadores de un cine limpio. Un cine adulto y para adultos en la calidad de su contenido, un cine que aporte a la reflexión, al pensamiento lúcido, o que haga jugar la imaginación con calidad y nivel.
Es necesrio frente a esos productos deleznables que especialmente aunque no únicamente Hollywood produce con tal fruición, ofrecer un cine alternativo. Un cine a la medida y para un ser humano mejor.
También esto tiene que ser en este campo, un esfuerzo tendiente hacia la recuperación humana.
enigma
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