¿Les sucede a ustedes que cuando saben que al día siguiente de mañana tienen un compromiso importante, se despiertan antes de tiempo, y ya no pueden dormir?A mi me pasa por ejemplo ante un viaje en avión.
Pero este martes fue diferente. Tenía algo cuasi impensado: clase de natación. ¡Para aprender a nadar!
Era un niño cuando en el Club Neptuno, en Montevideo, Uruguay, el Prof. Varela, --un hombre que hasta salvó vidas nadando-- fue mi primer instructor. En poco tiempo, y un día sin darme cuenta que no llevaba el flotador, salí nadando por la piscina. ¡qué gran persona y gran profesor!
Pero, por razones que nunca supe, Varela no estuvo más con el grupo de niños que enseñaba. Tal vez le cambiaron de turno, tal vez estaba de preparador físico de atletas que iban a competir. Y nos pusieron a otro profesor. Más jóven. Pero no tenía para nada la calidad de Varela.
No me gustó su trato y la forma de enseñar, y no quise ir más. Desde entonces, nunca más nadé y perdí las capacidades de nadar.
El sábado me decidí ---siguiendo el buen consejo de una persona de mi amistad--- a insribirme en unos cursos que se dan en un Centro de Recreación del Condado de Fairfax.
Y hoy era la cita. A las 10y30 de la mañana comenzaba la clase. Pero yo me desperté a las 5:58 y no pude dormir más. Con tiempo, llegué 10y15, me apronté y enfilé para la piscina.
Hora tranquila, gente adulta. Lugar hermoso, perfectamente cuidado, limpio. Y ¡es público!
Claro, las clases no son gratuitas, pero su costo es mucho menor que si uno fuera a un club, y se tiene toda la insfraestructura a disposición. Un excelente servicio de Condado.
Regresé muy contento de mi primer clase. Y en ocho, se espera que esté nadando.
Creo que lo lograré.
Entre tanto, salir de casa, ocuparme de una actividad recreacional, hacer ejercicio, todo ello es sumamente saludable.
Tengo un agradecimiento especial pues, para quien me sugirió que lo hiciera.
enigma
Textos protegidos por derechos de autor
No comments:
Post a Comment