Tuesday, December 18, 2012

CUANDO LA MASACRE NOS SACUDE POR DENTRO

Hay que ser absolutamente insensible, haber perdido totalmente lo que nos distingue como seres humanos, para no haber sido sacudidos, conmovidos por dentro, ante la muerte de niños inocentes, en la Escuela Elemental de Newtown en Connecticut, Estados Unidos de América.

Afortunadamente, los medios no tuvieron acceso a las víctimas y se respetó la privacidad de modo que los cadáveres de esos niños y niñas de 5 a 10 años de edad, acribillados a balazos lanzados por un rifle de asalto, no fuesen mostrados.

Gente endurecida por la vida, formada como bomberos, policías y paramédicos, que se ha tenido que acostumbrar por su profesión a ver cuadros de muerte y destrucción, decía que jamás en décadas, se había encontrado con algo tan horroroso.

Si la sangre de esos niños no ha sido derramada en vano, un gran movimiento nacional tiene que emerger en la nación del Norte, para definitivamente, prohibir la venta y uso de armas de asalto.

Para ejercer un estricto control, con verificación de antecedentes, de cada comprador, limitando inclusive al cantidad de armas que pueda comprar. 

Y tiene que haber un registro nacional de personas enfermas mentales peligrosas, para que a las  mismas, --si no están en una institución, recluídas-- no se les vendan armas.

Son medidas básicas, elementales, preventivas para evitar una tragedia como esta, que enluta a Estados Unidos y ha conmocionado al mundo entero.

Quienes están fuera de Estados Unidos, no conocen que aún, 221 años más tarde, sigue vigente una segunda enmienda constitucional que afirma la necesidad de que haya milicias para defender al Estado, y que por tanto no se puede infringir el derecho del pueblo a portar armas. 

En las llanuras solitarias y las praderas a conquistar, esa medida era pertinente y adecuada. Hoy día, es un anacronismo total, cuya vigencia ya no tiene ningún sentido.

Por otra parte, al socaire de esa enmienda mal interpretada, los fabricantes de armas de asalto, de grueso calibre, con cargadores de hasta 100 balas, se hacen la pingüe ganancia, así como ferias donde se venden armas a quien las compre, no importa el tipo ni la cantidad (pueden adquirirlas terroristas o narcotraficantes) a quienes no se les exige la verificación de ningún antecedente.

Y lo que es aún peor, se pueden adquirir por Inernet, como sucedió con el homicida del caso que nos ocupa.

Es un bochorno internacional para Estados Unidos, pero es una responsabilidad de cada ciudadano honorable,  poner un fin a la venta indiscriminada de armas, exigir un estricto control, eliminar de la venta las armas de asalto como las que ilustran este escrito, y verificar los antecedentes de personas con problemas mentales.

Pero también hay que demandar que Hollywood no siga produciendo las películas basura, donde se muestra y ensalza la violencia, la brutalidad, la destrucción del ser humano a grados inauditos. Así como actuar sobre programas de televisión, y --muy especialmente-- los juegos electrónicos que justamente usan los niños, para que no sigan haciendo apología de la violencia, la destrucción, y el uso de armas.

Esto he pensado, reflexionando estos días, en medio de una gran tristeza, por la tragedia que ha ocurrido.

Desde aquí, extiendo modestamente mis condolencias a todas las familias enlutadas, y a toda la comunidad de Newtown en general.




enigma

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