Ratificando los
términos de mi último escrito, por supuesto que es bueno fijarse metas para el
año recién iniciado. Y es adecuado tratar de cumplirlas, en cuanto de uno
dependan.
Pero por otro lado,
se abren ante uno 365 posibilidades y oportunidades que no dependen sólo de nosotros, sino de
muchos otros con los que interactuaremos. Son nuestros amigos, nuestros
compañeros de trabajo o estudio, nuestros vecinos, etc.
La realidad indica
que no tenemos certeza siquiera de que continuaremos viviendo durante todo el
año. Es un anhelo, un deseo, un querer, pero no lo decidimos nosotros.
Hay algo que algunos
llaman “destino”, otros “determinismo” y aún otros más “predestinación”, que
está totalmente fuera de nuestro alcance, que pertenece a otro ámbito de la
realidad al cual no tenemos acceso.
Esperamos lo mejor,
así como lo deseamos para los demás, pero no tenemos ninguna seguridad.
¡Qué interesante
sería poder tan siquiera otear aún algo en ese ámbito diferente de la realidad,
para avizorar un tanto lo que nos espera para el año!
Muchos
acontecimientos seguramente nos hallarían mejor preparados cuando nos
sobrevinieran.
Hay claro, quienes
opinan que mejor es no saber nada, y que todo nos vaya ocurriendo y llevando,
casi como si nosotros no decidiésemos sobre nuestras vidas.
Lo cierto es que
iniciamos el año nuevo navegando en la incertidumbre. Andando sin saber el
rumbo exacto a llevar, cuántas modificaciones habremos de hacer en el camino,
qué cosas nos ocurrirán, de qué índole serán, a qué metas podremos llegar y
cuántas quedarán inconclusas.
Que sueños podremos
concretar, y cuales quedarán para el olvido.
Qué amigos/as
nuevos/as se incorporarán a nuestras vidas, y cuántos/as, --esperemos que muy
pocos/as— nos dejarán para siempre
partiendo a la eternidad, o nos dejarán por voluntad propia, tal vez por
diferencias, discrepancias, un enojo, un malentendido, o intereses y
situaciones que les han llevado a cambiar de parecer, sobre los cuales es mejor ni averiguar.
Esperando lo mejor,
aguardando lo benéfico, procurando darnos en amor y haciendo el bien, ponemos todo el Año Nuevo en manos del Ser en
Si.
Que tengamos la lucidez necesaria para ir entendiendo en la marcha, cómo
vamos, hacia dónde vamos, qué nos espera en lo previsible inmediato, y qué
haremos en cada caso.
enigma
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