Porque esos errores pueden habernos acarreado disgustos, tristeza, desazón, y pérdidas que no hubiésemos
deseado nunca.
Que cada quien se
pregunte con feroz sinceridad por cada
uno de los suyos.
Voy pues a compartir algo muy importante: la discreción.
Es
perfectamente entendible que si uno tiene gozo en el corazón, que si uno exulta
de alegría, de alguna manera la exprese.
Es natural que uno no
se aguante con esa alegría dentro sin exteriorizarla de alguna manera.
Sucede como lo canta Vicente Fernández en “Niña
Hechicera”: Yo te pido me perdones si
emocionado el silencio rompo.....te pido me perdones si enamorado al mundo le cuento....
Pero, si uno se
enamora de una mujer y ésta pide –o por su situación personal—demanda
discreción, la misma debe ser absoluta. El hermetismo respecto de la relación
tiene que ser total, y no tener ni la más mínima fisura.
Comentar con
amistades lo feliz que se está, la hermosura de ella, o su simpatía, o lo que
sea, a la postre puede arruinarlo todo.
De modo que si uno
quiere afirmar sólidamente una relación, debe guardar total silencio sobre la
misma, ante todos y para todos.
enigma
Textos protegidos por derechos de autor
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