Ese filme se llama "Romanoff y Julieta", y es una genialidad artística de Peter Ustinov, Director, Productor y principal actor.
La trama de la historia se basa en un empate ante una votación en las Naciones Unidas y el surgimiento de un nuevo Estado, llamado Concordia, que podía ser el voto decisivo.
Pero como argumenta su presidente ante la Asambla General de la ONU, el tema no le parece claro, así que su nación se abstiene.
Inmediatamente, la URSS por un lado y los Estados Unidos por otro se movilizan para conquistar el voto de la novel nación.
Y será esta nación pequeña (5 mil kilómetros cuadrados de superficie), y muy humilde, con soldados voluntarios que poseen fusiles para los cuales no tienen municiones, la que buscará la paz, la concordia que al mundo le hace falta, usando el arma más poderosa de todas: el amor.
En el caso de la película, el amor entre la hija del embajador estadounidense y el hijo del embajador soviético.
La película es una estupenda alegoria y todo un símbolo.

Sí, al planeta todo, ante toda situación conflictiva, le hace falta la cuota de humanidad, de sentimientos positivos, de amor capaz de vencer toda barrera.
El mundo debe proponerse lograr concordia.
No es facil, pero es el mejor camino, el menos costoso económicamente y en vidas humanas, el más sensato y cuerdo, finalmente el único que es verdaderamente seguro, y puede proporcionar la felicidad que todo habitante se merece.
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