Hay quienes creen en el ser humano como tal, y lo suponen bueno (como Rousseau), y le consideran capaz de formular por sí mismo, leyes morales que le hagan vivir bien. Son quienes se titulan a sí mismos de agnósticos, o ateos.
Específicamente, un concepto errado del Ser en Sí (Dios) les lleva a pensar que "no necesitan muletas" para caminar por la vida, que ellos por sí solos, como entes autónomos pueden arreglárselas, pasar por los mejores o peores momentos, desasidos de una realidad que les trasciende, les involucra, les implica, les envuelve, pero de la que no son conscientes.
Yo respeto esa situación de vida ("sitz in leben"), pero yo tengo la mía y demando igual respeto.
Yo tengo fe. No es cuestión de religión, sino de fe. Empiezo por reconocer mis propias limitaciones, así como mis potenciales. Y entre ellos (mecánica cuántica
mediante) la posibilidad de conectarme (entanglement) con un Ser que está en todo y trasciende todo. Un Ser que está en mi mismo, y del cual tomo o no consciencia. Tener fe es tomar consciencia de ello.
Cuando eso ocurre, sabemos que no estamos solos, abandonados a nuestras propias capacidades, sino que hay un poder, una fuerza creativa y regenerativa que actúa en nosotros, y que es capaz de despertar en nosotros funciones que normalmente tenemos aletargadas. Y cuando ello sucede (en la oración por ejemplo), sabemos que podemos efectivamente esperar efectos, respuestas. Y cuando éstas se dan, constatamos que ese vínculo trascendente es una realidad.
Nosotros no condicionamos la realidad, nosotros la hacemos posible mediante la fe.La fe interactúa con la realidad y la transforma.
Y por eso, se dan circunstancias insospechadas, que van más allá de nuestra propia capacidad humana. Puertas que se abren que jamás hubiéramos podido lograrlas por nosotros mismos. Gente que de pronto se aparece en nuestras vidas, personas de las que jamás supimos antes, y que intreractúan de manera eficaz con nosotros, y para nuestro bien. ¿Por qué suceden esas cosas?
La casualidad no existe. Todo está en armonía y en coordinación. Una cosa es consecuencia de la otra. El azar no existe.
Por eso, también considero que lo que algunos han dado en llamar "diseño inteligente" es tal. Los humanos traducimos en ecuaciones lo que constatamos
en la realidad. Y si las matemáticas superiores son una expresión de inteligencia, ¿cómo no vamos a entender que el universo que consideramos, sea en lo micro o macroscópico, nos revela a cada instante un poder creacional extraordinario e irreproducible?
Y es de total falsedad el antagonismo entre creación y evolución. A partir de la creación hay una evolución. Negar la evolución sería tan absurdo, como lo es negar la creación y la inteligencia que está detrás de ella.
Nosotros mismos somos un verdadero universo, y sería imposible trazar un plan para la creación de un ser humano, porque somos una complejidad a un grado que nos sobrepasa por completo.
Si no hallamos en eso la expresión de una inteligencia cósmica, a una escala inimaginable, estamos ciegos.
Ahora, claro, la imagen y el concepto de Dios que ofrecen las religiones, y en particular el judaísmo, es muy reducido, limitado, es antropomórfico, y por tanto, no responde a la verdadera entidad del Ser en Si. Es un pálido reflejo de una realidad tan superior que resulta intangible.
Asi las cosas, yo expreso mi fe que se traduce en un camino de vida, nutrido de valores esenciales, el máximo del cual es el Amor. Amor en todas sus expresiones posibles.
Si no tengo amor, nada soy. Y la quintaesencia del Ser en Sí es justamente el Amor. Y amor es empatía, es aquello que se siente, se vive y se hace por el gusto de hacerlo, por el puro placer de constatar sus efectos benéficos, la felicidad en otros, la sonrisa en un rostro. Amor es la fuerza que nos lleva a hacer el bien sin esperar retribución.
Esa es mi fe. En ese camino de vida deposito mi confianza. Y en el Ser en Sí que tiene todo el poder para hacer y deshacer, y con el cual me siento conectado, en comunión (común unión). Sólo por esta conexión es posible entender la experiencia misma de la fe.
El ateo o el agnóstico, han colgado el teléfono, han cortado el diálogo. O han recibido una llamada y no la han atendido. Si no hay ese diálogo, es imposible que jamás lleguen a la experiencia de la fe. Hay que conectarse, hay que abrirse a esa conexión. Quien no tiene esa experiencia, no puede hablar de lo que no conoce.
Y desde esa fe, hoy doy gracias a Dios, no sólo por el don de la vida y de los años de existencia que llevo conmigo, sino por todos los seres que me quieren bien, que se preocupan por mi, y especialmente por las cosas que me ocurren sin que las piense ni las planifique. El Ser en Sí las planifica por y para mi, y se presentan de golpe, se hacen realidad, inspiran, alientan a vivir, impulsan, reafirman la fe, fortalecen el espíritu, y nos dan fuerzas para seguir adelante.
Son encuentros, acaeceres, acontecimientos, no planificados ni previstos. Cosas que vienen a uno, y que uno ni siquiera imaginaba. Y cosas para nuestro bien.
Que nos hacen reflexionar, que nos enseñan y que nos dan muestra cabal de que el Ser en Si, es realmente Amor.
enigma
Textos protegidos por derechos de autor
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