Yo tengo varias
amigas, y algunas de ellas realmente muy buenas, cariñosas, afables, para
quienes la distancia geográfica no cuenta. Las que me esperan con sus brazos
abiertos cuando saben que voy donde ellas están.
Amigas que son confidentes,
amigas con las que puedo contar.
Cada una con su
actividad, su profesión, su deseo de superación permanente, su esfuerzo
cotidiano, su entorno de vida.
Pero hay una que
lentamente se ha ido revelando con una forma de ser que no le conocía.
Criteriosa en su
pensar, con bastante vida vivida, se conserva muy bien físicamente, pero lo más
importante para mi, fue descubrir su filosofía de vida que podría enunciarse en
breves frases: vive cada día intensamente; aprovecha todas las oportunidades
que tengas para disfrutar y ser feliz; ámate a ti misma con ganas; vuélcate a
los demás con cariño; se extremadamente reservada.
Dentro de esa
filosofía de vida, se anota como detalle muy particular, ser exquisitamente
femenina, con una femineidad que sobrepasa lo común que en mis otras amigas.
Es también una mujer
que se extasía con el arte plástico, una pintura, una escultura, especialmente
si representan cuerpos humanos, le causa un peculiar placer. Ella dice que ama
la belleza y le impacta.
Por lo demás, es una
mujer de fe, muy fiel a su iglesia, muy fiel a sus amigos, bondadosa a extremos
del auto-sacrificio. Noble de espíritu, muy sensible, recta en sus juicios, de
buen nivel cultural, y por sobre todo, honesta, leal, sencilla, responsable, de
una sola palabra.
Una mujer que
reconoce sus defectos, que sabe pedir perdón, y que sabe perdonar, y esto que
parece sencillo, es muy importante, y no es para todas.
También ocurre que
con ella, a diferencia de todas las otras amigas, nos conocemos de muchos años,
desde nuestra juventud. Pero he venido a descubrir realmente en forma reciente,
las cualidades que adornan su muy
especial persona. Y me place que sea como es. Me siento muy feliz de ser su
amigo del alma, como ella me define.
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