Tengo un amigo, científico, hombre cavilador y profundo, que tiene la capacidad de resumir en su mente aportes de diversas disciplinas.
Por tanto, si bien con Wolfgang Pauli, se interna en planteos estupendos de la Física, asimismo compendia sus vastos conocimientos en mecánica cuántica (Max Planck, Bohr, Von Neumann) con los aportes del gran psicólogo Karl Gustav Jung.
Tal vez por ello, estoy aprendiendo que cuando muchas veces nos referimos a una casualidad, o exclamamos “¡que casualidad!”, en realidad nos estamos refiriendo a otro fenomeno, que lleva por nombre sincronicidad.
Fue precisamente Jung quien definió la sincronicidad como «la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido pero de manera acausal».
«Así pues, --prosigue Jung-- emplearé el concepto general de sincronicidad en el sentido especial de una coincidencia temporal de dos o más sucesos relacionados entre sí de una manera no causal, cuyo contenido significativo sea igual o similar»
Interesante resulta el hecho de que los fenómenos de sincronicidad se pueden resumir en tres categorias:
1. Coincidencia psíquica simultánea del observador con un acontecimiento exterior que se corresponde con dicho estado psíquico sin que medie entre ambos ninguna vinculación causal.
2. Coincidencia psíquica mas o menos simultánea con un acontecimiento exterior distante en el espacio y verificable a posteriori.
3. Coincidencia psíquica con un acontecimiento distante en el tiempo y verificable a posteriori.
Me resulta particularmente sugestivo el hecho de que no necesariamente la sincronicidad significa simultaneidad, ya que si bien puede haberla, tambien se vincula a acontecimientos separados en el espacio o en el tiempo.
Es cierto que Jung habla de simultaneidad, y de coincidencia temporal, lo cual es lo mismo. Y tal vez sean los casos más claros de sincronicidad.
Pero otros pueden tener cierta distancia en tiempo y espacio, o en una de las dos dimensiones. Por ejemplo, algo que ocurre en un mismo día, aunque no al mismo momento.
O algo que ocurre tal vez simultáneamente pero en otro lugar.
Como sea, la proxima vez, antes de exclamar “¡que casualidad!” o de pensar en coincidencias habrá que aplicar tal vez el criterio de sincronicidad.
Y lo otro que pienso hay que hacer cuando ocurre una sincronicidad, es analizar el contexto en que se dio y el contenido de la misma.
Personalmente, considero que esa sincronicidad no ocurre porque sí. Hay un algo detrás, que es menester descubrir y comprender.
enigma
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