Mi comunicado a familiares y amigos sobre la situación grave de mi esposa ha dado lugar a un aluvión de mensajes de solidaridad, a una verdadera cadena de oraciones y pensamiento positivo dirigidos a ambos, desde distintas partes del planeta.
Desde Israel, más al Oriente, pasando por Italia y España, y viniendo a Estados Unidos, siguiendo por México, Chile, Argentina y Uruguay.
Esos mensajes cibernéticos, más las llamadas telefónicas, son como un rocío para el alma.
Un bálsamo para el espíritu.
En momentos de profundo dolor y desolación, ellos brindan el humano consuelo, necesario para renovar fuerzas, apostar al futuro, y seguir adelante.
Si dificil es este momento para mi, me esperan en lo inmediato otros no menos complicados. La toma de decisión sobre cosas materiales, efectos personales, etc. Y la atención a imprescindibles trámites administrativos y legales para que todo quede en orden.
Es interesante que de entre todos los mensajes, una palabra resalta clara como la más utilizada, y la que la vasta mayoría me desea: "Fuerza". Tal vez en esa palabra se resuma querer decir, valor, coraje, ánimo. Y lo entiendo perfectamente.
Sepan quienes están lejos geográficamente, que siento sus abrazos como si me los dieran personalmente, que he transmitido sus besos y saludos a mi esposa, sin omitir ninguno.
Y sí, desde los contactos cibernéticos individuales, y desde la generalidad abierta de este blog, seguiremos ustedes y yo andando juntos, porque hay mucho por hacer y mucho por vivir.
Que el Ser en Sí les bendiga.
Yo les doy las gracias, desde el fondo de mi corazón.
enigma
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