No lo puedo negar. Está en mi ser, profundamente, intensamente. Soy cabalmente romántico, sé entender la sencillez de un gesto, la suavidad y dulzura de una caricia, el mirar de unos ojos que dicen mucho, la sonrisa cómplice, y el susurro al oído.
Sé entender la voz que se entrecorta, el suspiro, y la respiración agitada, las manos mojadas, el temblor de la emoción, el abrazo apretado y tierno, el arrullo al calor de un cuerpo, la suavidad y el mullido de unos labios gruesos, el éxtasis de un beso.
Y pienso que cada vez son menos en el mundo --un mundo duro, lleno de incomprensión y confrontación, un mundo de apariencias y estupidez, un mundo rústico y banal— las personas que son románticas, que son capaces de sentir hondamente el romance y de saberlo vivir.
Por eso, cuando uno encuentra a una de ellas, es como hallar una aguja en un pajar. Y ese tesoro que se descubre, no hay que perderlo ni olvidarlo, hay que saberlo cuidar, valorarlo y disfrutar.
Estas canciones que siguen, son una especie de testimonio de todo ello.
Habrían muchas más, pero estas con sus letras son suficientes.
enigma
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