Este sábado 24 de Abril de 2010, quedará para siempre grabado en mi memoria.
Fue un día para el recuerdo de mi querida esposa, que pasó a la Eternidad el domingo pasado –18 de abril— luego de luchar dos años y medio con un terrible cáncer.
Ella nos acompañó en su espíritu, porque toda la ceremonia recordatoria fue cálida, emotiva, sencilla como era ella, y con elevado ánimo.
Las flores que rodearon su cuadro y la urna conteniendo sus cenizas, fueron enviadas por compañeros míos de trabajo, personas amigas, y vecinos.
Fuimos 45, reunidos en torno a la persona de Alicia. Y por países estaban representados Argentina, Bolivia, Corea del Sur, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Haití, Las Filipinas, Nicaragua, Perú, Polonia, Venezuela y Uruguay.
Algo realmente extraordinario, que sólo puede darse aquí, en Estados Unidos.
Realmente salí muy reconfortado por la numerosa concurrencia, y por las expresiones de solidaridad, de apoyo, y de verdadero pésame que recibí.
La compañía de mi hijo y de mi nuera, fueron fundamentales para completar mi gozo espiritual, en medio de esas circunstancias.
Mi corazón se eleva agradecido al Ser en Si, por la oportunidad de verme rodeado por tantas personas, y tener de todas ellas la simpatía, el abrazo apretado, y los mejores deseos.
enigma
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