Las amigas y amigos --no me canso de repetirlo-- no nos vienen dados como la familia. No están cuando nacemos.
Las amigas y amigos son seres humanos que van apareciendo a lo largo de ese camino que es la existencia, y como flores que lo adornan, realmente adornan y perfuman nuestro corazón.
Ellas y ellos son los compañeros/as silenciosos/as, confiables, leales, con quienes podemos compartir las cosas que ni siquiera decimos a nuestros familiares, ni aun a los más allegados --padres, hermanos/as, primos/as, esposos/as etc.
Son en buena medida, nuestros/as confidentes. Son aquellos con quienes nuestra vida se hace más llevadera, porque nuestra felicidad es compartida, pero también nuestros problemas, dudas, penas y dolores.
Son los que nos tienden una mano cuando la necesitamos. Sea en algo material o espiritual. Es el consejo sabio y oportuno. Es la preocupación genuina por nosotros. Es el darnos orientación y ayudarnos a ver nuestra situación, con la perspectiva de alguien que está fuera de ella.
Son los que nos dan un apretado abrazo y se ponen a nuestras órdenes cuando tenemos que hacer una mudanza, hacer un trámite, el luto nos embarga, en fin, las mil situaciones en las que realmente alguien más con nosotros, es una ayuda en el momento más necesario y oportuno.
Son también quienes de pronto nos arriman un dinero que nos ayuda a hacer frente a una situación imprevista, dificil, que de golpe nos complica nuestras finanzas. Algo inesperado, una reparación en la casa, en el auto, la adquisición de algo para lo cual no podemos de momento comprar. Ese dinero que se nos da, no está comprando nuestra alma, y ¡sería un verdadero insulto pensar que la amiga o el amigo está pretendiendo algo semejante!
Ese dinero es una expresión concreta de su amistad y de cuánto nos quiere y valora. Debemos aceptarlo como de quien viene, y es un homenaje a nuestra honradez, a nuestra buena administración. Están confiando en nosotros. Ese dinero no tiene precio, no es dado a la espera de algo, brota de un corazón solidario y generoso. Busca ayudarnos, no está condicionado a nada, no tiene una tasa de interés adjunta, ni espera ser devuelto, si es un regalo, o espera ser devuelto cuando sea posible, en su totalidad.
Yo he sido personalmente una persona renuente a pedir dinero. Me parecía humillante, pero hube de cambiar de parecer cuando las circunstancias demandaron sin alternativa posible, que lo necesitaba, y ahí acudí a amigos. Y tuve inclusive ofertas sin necesidad de pedir nada.
Cierto, fue dinero en préstamo que devolví en su totalidad apenas me fue posible.
Quedé satisfecho luego de esas experiencias por dos cosas: primero, por la confianza depositada en mi. Esos amigos me estaban honrando al darme ese dinero. Y luego, por cumplir mi palabra de no quedarme con ese dinero ni un minuto más, cuando estuviera en condiciones de devolverlo, y así lo hice. Y eso cimenta aún más confianza y amistad.
También alguien una vez me pidió un dinero para ver a un médico. En su situación no necesitó explicarme que lo precisaba, y bastó su palabra para que se lo diera. Mi esposa entonces entendió que yo le había hecho un préstamo a ese amigo. Yo en mi fuero íntimo no pensé que me fuera a devolver ese dinero. Era como un regalo que le hacía. Y así sucedió. Jamás se lo reclamé.
Los amigos verdaderos, estamos para eso.
Somos amigos en las buenas circunstancias y en las malas, en las tristes y aciagas.
Nos damos a nuestros/as amigos/as con el verdadero propósito de serles útiles.
Una amistad semejante, es el más grande valor que podemos cultivar a lo largo de nuestra existencia.
Habemos quienes tenemos la gran dicha y la felicidad de cultivar muchos/as amigos/as a nivel internacional inclusive, y de mantenerles. No estoy diciendo gente conocida, inclusive gente que tratamos todos los días. Estoy diciendo amigos/as.
Conmigo sucede eso. Tengo una buena cantidad de amigos/as, a quienes respeto y admiro por sus valores personales, por la calidad que tienen como individuos, para quienes estoy a las órdenes en todo lo que pueda hacer por ellos/as, a quienes si puedo me gusta visitar y verles personalmente, pero con quienes por el maravilloso vínculo de la Internet, me mantengo en permanente contacto.
Un hermoso texto en inglés, que aquí traduzco dice de la amistad:
Si estás solo/a, seré tu sombra
Si quieres llorar, seré tu hombro
Si necesitas estar feliz, seré tu risa
Pero cada vez que necesites un amigo
Simplemente seré yo mismo
Si quieres llorar, seré tu hombro
Si necesitas estar feliz, seré tu risa
Pero cada vez que necesites un amigo
Simplemente seré yo mismo
enigma
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