Friday, February 26, 2010

LA PACIFICACIÓN

Arrancando desde los tiempos bíblicos, el concepto de paz “shalom” en hebreo, “salam” en árabe, “eirene” en griego, implica no sólo la ausencia de conflicto, enfrentamientos o combates.

Es mucho más que eso: es un ambiente positivo en el ánimo de las gentes, un ambiente calmo, de confianza mutua, y por sobre todo de creatividad en todos los órdenes. Un ambiente de orden, de relaciones adecuadamente establecidas.

Es también un ambiente en el cual hay prosperidad, en que se puede contar con que el futuro será aún mejor que el presente.

Todo eso está involucrado en el concepto de paz.

Cuando hay conflictos – personales, sociales, económicos, políticos, militares—el camino hacia la paz, es primero que nada un camino de diálogo. Si no hay diálogo, no hay una vía abierta hacia la paz.

Una vez establecido el diálogo, tiene que haber un sinceramiento respecto a las verdaderas razones o intenciones que movieron a cada actor en el conflicto, y a una búsqueda auténtica de superación de los factores que llevaron al mismo.

Eso significa un reconocimiento de los propios errores, actos fallidos, o actos deliberadamente ejecutados para afectar a la otra parte, que se hubieren cometido.

Y a partir de allí, el compromiso de que esas circunstancias no se van a repetir más.

Lo que ocurre entonces implica necesariamente una voluntad de superar lo ocurrido anteriormente. En términos teológicos, eso se llama perdón.

Y el perdón, abre el camino hacia un restablecimiento de relaciones con otro ánimo, con otras perspectivas.

Es España, saliendo de décadas de dictadura franquista, y siendo capaz de vivir en paz, superado ese pasado.

Es la relación entre Estados Unidos y la ex-Unión Soviética, superada la era de la Guerra Fría.

Alguien puede preguntarse ¿cómo es posible que aquellos dos poderosísimos enemigos, que se odiaron, espiaron, desconfiaron mutuamente, y se armaron hasta los dientes con capacidad para destruirse varias veces el uno al otro, hoy puedan unirse en una cantidad de proyectos y actividades?
Bueno. Eso requiere la voluntad de ambas partes, el elaborar proyectos y actividades conjuntas, el ir edificando la confianza mutua, y el reconocerse mutuamente los valores de uno y otro, dejando de lado la aprension y el temor del pasado.

Pero la historia misma demuestra que es posible.

Para mi, personalmente, son desdichadas aquellas personas y aquellos pueblos que tienen sus ojos puestos en la nuca. Que se pasan –con una fijación patológica— rumiando las cosas del pasado, en lugar de apuntar hacia el futuro y tener la grandeza de dejar el pasado definitivamente atrás.

Esas son personas y sociedades conflictuadas, que nunca alcanzarán el delicioso fruto de la paz.

Y eso, a nivel individual como colectivo, no es finalmente saludable.

De modo que la paz siempre tiene que ser el objetivo de la relación entre los seres humanos. Ello requiere buena voluntad, la valoración de la paz por sí misma, y la disposición de ánimo de construirla.

El proceso es sencillo pero demanda honestidad: Confesión, perdón, reconciliación.

Se trata de confesar los errores cometidos. Se trata de perdonar esos errores. Y se trata partir de nuevo de un punto cero, mirando hacia el futuro.

Siempre, siempre, vale la pena intentarlo.

Especialmente porque somos humanos, y todos estamos sujetos a equivocarnos, a cometer errores, y hasta hacer el mal.

Pero perdonar es una de las expresiones más hermosas y excelsas del amor. Por eso mismo suele decirse que perdonar es divino.

Yo personalmente he sido testigo de maravillosas reconciliaciones entre personas, donde ha habido lágrimas, y abrazos, y luego una felicidad y una paz muy grande, y una restauración de la relación que había estado rota por mucho tiempo.

Son justamente circunstancias y experiencias como esas, las que me llevan a escribir estas palabras hoy.

Que cada quien piense si tiene algo de que arrepentirse, algo que confesar, algo o alguien que perdonar, y si quiere o no vivir en paz.



enigma








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