No puedo negar que eso ocurrió, y que por un buen tiempo, este blog sirvió para comunicarme con todos/as mis lectores/as pero también con alguien en particular.
Alguien que a su vez inició un blog para de alguna manera comunicarse conmigo. Fue muy hermoso, fue realmente una actividad de elevado contenido intelectual.
Hoy día no sé si esa persona me sigue leyendo. Me da la impresión que no. Sé --porque lo dijo en un correo electrónico-- que entonces leía este mi blog todos los días, lo leía con atención, lo analizaba, y sacaba conclusions acerca de mi persona, de mi manera de ser y de pensar.
Fue realmente un tiempo feliz.
Las cosas fueron cambiando con el correr de unos años. Mucha de esa hermosura se fue empañando, lamentablemente.
Yo sé que cometí un par de errores. Nada graves lo aseguro, pero, errores justamente por falta de costumbre de tratar con ciertas personas. En el Río de la Plata, dirían "falta de cancha" o "falta de carpeta". Bueno, confieso que no tenía tal cancha o tal carpeta. Si la hubiese tenido no habría cometido los errores a los que me refiero.
Pero no fueron esos errores los que deterioraron la relación, sino otros aspectos, inherentes a la otra persona, a su particular situación personal muy especialmente.
Dos conclusiones que he extraído, me han quedado muy claras: no se puede sostener una relación afectiva por internet por largo tiempo. La relación amerita y demanda un contacto personal permanente. O sea que si es menester, hay que mudarse --de pronto a otro país-- para hacer que la relación pase de las palabras a los hechos. Sea concreta, real. Podrá durar mucho o poco, podrá modificarse, pero al menos pasará la prueba de lo concreto.
La segunda conclusion es que es muy dificil que una persona con una situación y compromisos muy serios, se avenga a modificarlos para formar un nuevo hogar.
Es cierto que cuando se ama profundamente, se corren riesgos, y uno se lanza a la aventura de lo nuevo, pues eso es lo que más se quiere y desea.
Pero cuando de por medio se plantea un tema de fidelidad, entonces hay que saber detenerse, respetar la situación, y --aunque duela, y mucho-- apartarse.
Uno puede presionar hasta cierto punto. Uno puede querer que las cosas sean de otra manera. Más aún, uno puede sentirse con derecho a reclamar un amor que se siente como propio. Pero hay una realidad que es dura pero cierta. Tampoco hay derecho a violentar una situación, o a destruir un hogar. No.
De modo que hay que atenerse a las circunstancias reales, y seguir para adelante, viviendo, a pesar de que por tiempo nos acompañe la congoja del ser perdido, que se parece mucho a un luto.
Y hay momentos en que ese ser vuelve a la memoria, y sacude el corazón, y uno quisiera tener la posibilidad de dialogar, de verle, en fin....de un reencuentro.
Pero es mejor que no. Hay que levantar la vista, mirar al horizonte y buscar ser de otra manera. Ser sin esa persona. Casi olvidarse mismo de que existe.
Es necesario retemplar el espíritu para abordar la realidad tal
cual es, y saber sí, que uno no está solo. Que en esa búsqueda, el Ser en Sí obra con uno y por uno, decide cosas en un ámbito al que no accedemos, pero cierto, y las cosas van variando.
De pronto surge otra persona, bien diferente. En aspecto, en edad, en historia personal, en valores, en estilo de vida, en cultura, pero que tiene la fuerza de su fé, el aplomo de su madurez, la maravilla de un alma buena, que quiere y quiere de verdad.
Y que en multiples aspectos, se expresa y manifiesta con una amplisima libertad, con una comprensión extraordinaria, con una empatía tremenda. Persona exquisita, sensible, delicada, y apasionada también.
Y uno empieza a descubrir otras perspectivas de una vida cierta, posible, sin trabas, sin situaciones que la hagan casi imposible, sino todo lo contrario.
Y andando el tiempo va descubriendo una afinidad creciente en una serie de aspectos que hacen que se advierta un complemento, una compañía idónea, una capacidad para vivir cosas conjuntamente.
Se vibra al unísono, se comparten gustos, emociones, sensaciones, modos de pensar y encarar muchos temas, y se descubre un motivo no planeado ni pensado de esperanza.
Estar solo y estar libre, también tiene sus ventajas.
Quiero decir algo para completer lo que escribí hace unos diás. Si ser deseado es un halago para el corazón, ser verdaderamente querido es mucho más que eso y mucho más importante.
Ser querido es un remanso para el espíritu. Nos proporciona seguridad y tranquilidad.
Saberse querido nos fortalece interiormente.Y cuando hay cariño, muchas otras cosas se dan y fluyen con total naturalidad.
Como conclusion: la vida tiene altibajos, o diría mejor, experiencias diferentes. De cada una debemos extraer una lección.
enigma
Textos protegidos por derechos de autor
No comments:
Post a Comment