Se detiene, y se nos va la vida...
El corazón también suele ser el órgano al cual atribuimos nuestros sentimientos más profundos, aquellos que por tales, nos lo hacen latir muy fuerte. Tal vez por eso este órgano vital siempre sea el mencionado.
Porque no se nos ocurre decir "te quiero con todo mi estómago", o "te amo con todos mis intestinos".
En cambio, mencionamos al corazón, y lo hacemos ciertamente con razón.
Un estado de extrema tensión, de gran estrés, un disgusto muy grande, puede provocarnos fibrilacion atrial.
El corazón acusa el golpe...
Un estado de euforia, de alegría cuasi incontrolable, también hace que el corazón nos lata a tambor batiente, pero como se trata de un motivo feliz, el peligro de que el órgano nos falle de alguna manera, aparece atenuado --aclaro-- no anulado.
El estado intermedio, es el de sentimientos fuerrtes pero no descontrolados.
A veces somos depositarios de una noticia que nos deja super felices, que nos provoca una especial algarabía. Se nos ha comunicado algo que hemos deseado por años, y que al fin, parece se hará realidad. Y por dentro el corazón estalla de alegría, nos sentimos inmensmente felices, es como si dentro nuestro estallaran fuegos artificiales...una verdadera fiesta de emociones.
Pero vaya...sólo se nos comunicó...aún no hay nada concreto....enconces, con el correr de las horas, empieza a acompañarnos la prudencia, que atempera nuestra euforia, que nos lleva a una aproximación más razonada acerca de la buena noticia que se nos ha comunicado, y que esperamos con enorme expectativa se concrete, pero que en realidad, es de momento sólo eso, una esperanza, un anhelo, una ilusión...una aspiración genuina sí, pero que no depende sólo y exclusivamente de nosotros.
Y ahí es cuando la prudencia se transforma en una buena compañera. Es esa prudencia la que nos lleva a "no cantar victoria antes de tiempo", en otras palabras, a ponernos más cerebrales, y a aguardar que lo que se nos ha comunicado como información, se haga realidad en los hechos.
Y los hechos pueden no resultar a la postre tan exactamente iguales a lo que en primera instancia se nos dijo. Pueden haber variantes en el camino, que determinen que a la postre, el resultado no sea malo, pero no tal cual se nos dijo. No para que el ánimo se nos venga abajo, o para que nos lleguemos a deprimir, pero sí para decantar la situación, y para quedarnos con la parte más positiva de la misma.
Sin duda que este ejercicio de prudencia cuesta. Y cuesta porque si lo que se nos ha comunicado es algo muy deseado, querido desde mucho tiempo, es algo que al fin se nos hace ralidad, ¿cómo no vamos a estar eufóricos?....y que luego se aplique una variante que en sustancia pueda cambiar significativamente lo que aguardamos, por cierto que es un serio contratiempo, en cierta medida un golpe rudo a nuestras aspiraciones, algo que en muy buena medida, nos puede defraudar.
Pero, amigas, amigos, la vida es eso. Andar, caer, y volverse a levantar, y seguir andando, y de cada golpe, de cada caída, hacer de ellos una experiencia para no volver a repetirla.
Es bueno entender que todos tenemos sueños que desearíamos en algún momento se hiciesen ralidad. Que todos tenemos anhelos, proyectos, esperanzas...y cuando una y otra vez se nos frustran, y va pasando el tiempo, y seguimos teniendo una coleccion de negativas, y nunca se nos abre la puerta para concretar aunque sea parcialmente esas aspiraciones, pues seguimos recibiendo un "no", entonces, ciertamente nos invade la tristeza, la desazón, una enorme frustración, y hasta el desespero.
Pero es justamente en esas circunstancias, cuando es más necesaria que nunca la templanza, la prudencia, el tino, el usar el otro órgano importante y vital que tenemos, el que nos caracteriza por sobre todo como seres inteligentes: el cerebro.
Cuando se cierra una puerta, debemos procurar abrir otra. Cuando un camino no da paso, hay que buscar otra ruta. La meta es llegar.
Reflexiones en una noche calma, luego de una tarde hermosa, donde disfruté el paseo por un jardín espectacular.
enigma
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