Monday, August 27, 2012

La Soberbia de los Ígnaros

Es más fuerte que yo. Pero no puedo callar. No puedo callar primero que nada como ser humano, y no lo puedo hacer como periodista.

Realmente me subleva, me revuelve las tripas (perdóneseme que sea tan gráfico), me asquea en grado sumo, la estulticia, la brutalidad, y la soberbia de los ignorantes que ni siquiera respetan la muerte de alguien, para salir públicamente por redes sociales como Facebook, a ventilar su estupidez en grado máximo, creyendo –y esto es lo más ridículo—que ellos cuentan con información “fidedigna”, y que ellos “saben”, que “el hombre nunca llegó a la Luna”.

Un imbécil tiene el descaro de comentar sobre Neil Armstrong: “¡qué buen actor!”, como que su descenso en la Luna hubiese sido todo teatro (lo que los idiotas conspiranoicos creen –porque no razonan—simplemente creen) basta que se pretenda tras de ello criticar a Estados Unidos, o a la NASA, y desconfiar en absoluto de toda información oficial.

Hasta otro que llega a escribir: “Lástima que antes de morir no confesó”. Supone este otro palurdo, que Armstrong debería haber confesado que nunca fue a la Luna.

Tanta estulticia, tanta estupidez junta, procede de cierto país especialmente (que no voy a nombrar), aunque puede estar muy diseminada, entre círculos de los amantes de lo extraterrestre, y de los buscadores del pelo en el huevo y el gato con cinco patas.

Claro, usan los teléfonos celulares y sus PCs y laptops, y al parecer allí no dudan de que gracias a satélites colocados en el Espacio por los Astronautas, y otros mediante cohetes portadores, son beneficiarios de toda esa tecnología.

Pero es increíble que aún puedan hacerle lugar a la fantasiosa historia de que Armstrong nunca pisó la Luna. ¿Y qué de las misiones posteriores?, ¿también fue todo un teatro, un cuento lindo inventado por la NASA?...

Obviamente que la creencia de estos ignorantes --que funcionan a contrapelo de la historia y del razonamiento lógico— no tiene nada con que sostenerse. Sus mentes retorcidas están amoldadas y trabajadas de tal manera que la anti-ciencia y la fantasía triunfan sobre el conocimiento científico y el pensamiento preclaro. ¡pobres individuos!

Si al menos se quedaran creyendo lo que deseen pero no lanzasen como vomitando la inmundicia de sus creencias para denostar a un auténtico héroe, a un ser humano excepcional como Neil Armstrong, ciertamente que ni me ocuparía de ellos. No merecerían ni una coma de mi parte.

Pero realmente me repugna la actitud de soberbia, de pedantería, de atropello a la razón y a la dignidad de un ser humano superior, que salgan a decir las tropelías con que acometen.

Verdaderamente son sujetos despreciables.

Pero es horrendo que en el mundo actual, ya ni ante el fallecimiento de un grande, haya un mínimo de respeto.

Por eso mi firme, intensa y doliente indignación.

enigma

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