Mario Benedetti, escritor, poeta y pensador uruguayo, tiene decires que provocan la reflexión.
En otras palabras, hacen que uno mismo se analice, e invita a que otros lo hagan.
Benedetti hallo que era profundo en la sencillez de su decir, pero a la vez muy pragmático. Muy con los pies en la tierra.
Y este texto lo manifiesta muy claramente. El escritor habla de la gente, de la gente en general, pero dice cual le gusta.
Y en la definición, como en muchos otros textos y poemas suyos, hay un llamado a la acción, a no estarse sin hacer, a no quedarse quieto. Es el mismo sentir y la misma idea fundamental que inspiró poemas como "No te pienses sin sangre" o "No te rindas".
A Benedetti le gusta la gente "que sabe lo que hay que hacer y lo hace", la "que vibra".
Los quietos, los adormilados, los cómodos, los amoldados a situaciones ya dadas, los que temen a los cambios, los que no se animan, los que necesitan que les empujen, que les desafíen, que les pongan metas, no son el estilo de gente que le gusta.
Cada quién que se pregunte en qué grupo se ubica.
Pero Benedetti da un paso más, y dice que le "gusta la gente justa" la que es justa para sí misma, pero...--muy importante-- es justa para los demás.
Y la medida de esa justicia, la define muy humildemente y muy bien. Dice que es gente que no pierde de vista "que somos humanos y nos podemos equivocar".
¿Quiénes se pueden equivocar?, ¿los otros?, ¿los demás?, sí, y también uno mismo.
Pero tener al menos esa reserva, ese juicio ponderado, esa consideración de empatía fundamental por la cual simplemente nos demos cuenta y aceptemos que el error es algo intrínsecamente humano, y que como tales, nos podemos equivocar.
Y si entendemos eso, y si lo hacemos nuestro, lo internalizamos, entonces, lo que a eso se sigue, es que tenemos que estar dispuestos a perdonar, a superar situaciones, a pasar por alto errores, y a encontrarnos y conciliarnos en lo fundamental.
Lo fundamental es lo que podemos llegar a conocer del otro, de la otra. La esencia misma de su ser, de cómo es.
Y en base a eso, por ejemplo, recomponer una relación que puede haber sufrido un deterioro, una falla, un conflicto. Saber superarlo, saber mirar para adelante y no para atrás. Otear el horizonte, ver cuánto camino podemos andar juntos.
Vibrar, hacer, superar obstáculos. Esa gente, a mi también me gusta.
enigma
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