Les invito a que lo vuelvan a leer, porque es un buen prefacio para lo que ahora voy a relatarles.
Principio por decirles que la presencia de los ángeles (del griego "aggelos", mensajero) recorre toda la Biblia, desde Génesis al Apocalipsis. Son sin duda personajes muy importantes de todo el texto. Su presencia, sus anuncios, son frecuentes, y algunos de sus actos, portentosos.
Descríbese al ser humano como "poco menor" que los ángeles, de donde los ángeles son un poco mayores que nosotros.
La diferencia pues, no es tanta.
No esperemos ver esa imagen edulcorada, romántica y tan particular del ángel con alas. No porque algunos ángeles en aquellos tiempos no navegaran por el aire, como lo hacemos nosotros con nuestros aviones hoy.
Sino porque los ángeles que podemos encontrar, no los vamos a poder diferenciar de cualquier otro ser humano. Sólo los vamos a diferenciar por su actitud, por su conducta hacia nosotros.
Les voy a contar dos anécdotas. Una de hace años, y otra, reciente.
Regresábamos con mi esposa de un concierto en el Kennedy Center, en Washington D.C., y viajábamos por la Ruta 66 en dirección Oeste, hacia la ciudad de Falls Church, donde vivíamos.
Detrás nuestro en el camino, hacía rato que venía un automóvil, prácticamente a la misma velocidad que nosotros. Mantenia su distancia, y nunca nos pasaba. Hasta eso comentamos con mi esposa.
De pronto, algo inesperado: un reventón de un neumático. Anduve un poco más con el auto como para arrimarlo hacia un costado de la carretera.
Nos bajamos, Nunca en mi vida había cambiado una rueda, para sacarla, colocar una auxiliar y seguir el camino, hasta que al otro día pudiera sustituirla por la debida. Llamar un auxilio un sábado de noche iba a implicar largas horas de espera, y no era verano, por cierto.
El coche que vino todo el camino atrás nuestro, se detuvo exactamente a pocos metros de nuestro vehiculo. De él descendieron dos muchachos jóvenes, de veinte y tantos años cada uno. Para nuestra sorpresa ¡hablaban español!.
Yo ya había extraído la rueda auxiliar, la cruceta, y me proponía quitar la rueda pinchada. Todos sabemos cuánto cuesta aflojar esas tuercas que los mecánicos apretan muy bien con sus herramientas neumáticas.
Los muchachos se acercaron, y uno de ellos en particular me dijo: "señor, deje que nosotros se lo hacemos"...les agredeci pero les dije que yo trataría de hacerlo. Los jóvenes insistieron, y ellos hicieron el trabajo. En pocos minutos estaba colocada la rueda auxiliar.
Conversando con uno de ellos le pregunté cuál era su nombre, y me dijo: Ángel.
Finalmente, culminado el trabajo les agradecimos, quisimos darles dinero, pero no lo aceptaron. Ascendieron a su vehiculo y se perdieron en la lontananza.
Nosotros subimos al nuestro, reiniciamos la marcha, pero el comentario por el resto del camino fue el encuentro con estos dos jóvenes. Que nos habían seguido a distancia desde hacía rato, que se dispusieron a ayudarnos con buena voluntad, que hicieron rápido su tarea, y uno de los cuales, --¡qué casualidad! se llamaba Ángel.
Y nos dijimos uno al otro con mi esposa que verdaderamente eran ángeles, que nos auxiliaron en el momento necesario.
Han pasado años de aquello.
El sábado 19 p.pdo., fui a un club de compras e hipermercado llamado BJ's. En un momento me encontré solo entre dos hileras de estantes con productos para lavado de ropa. Buscaba un jabón, y vi que había tres marcas --si no mal recuerdo-- Tide, Wisk y Gain.
De pronto, al mirar hacia un costado, me encuentro con la imagen sonriente, de una mujer de una treintena de años, de hermosos ojos claros, cuya presencia me sorprendió por completo. No la había visto llegar siquiera, con su carrito de compras. Me dijo: "¡hola, ¿puedo ayudarle en algo?" Le expliqué que estaba buscando un jabón para el lavado de ropa, y que no sabía por cuál decidirme, pero que Tide no me había dado muy buen resultado.
Le pregunté entonces: ¿cual me recomendaría usted?... ella siguió sonriente y me dijo: "yo le diría Gain"....y entonces haciendo un juego de palabras por el nombre del jabón, le dije: "está bien, voy a llevar Gain confiando en su palabra, después de todo, a todos nos gusta Ganar -el significado de "Gain". Ella se rió etonces abiertamente, y me dijo que ella estaba buscando un suavizante. Fui yo que entonces le indiqué que en un extremo de los estantes estaba "Downy", una marca muy conocida. Me agradeció y se fue a buscarlo.
No he podido olvidar su aspecto sereno, su sonrisa, el mirar de sus ojos. En el momento fue como si nos conociésemos de quién sabe cuánto tiempo...pero puedo asegurar que jamás le había visto antes.
Más tarde, la vi irse del local, con las cosas que había comprado.
¿Qué tienen estas dos circunstancias tan diferentes en común?
Son desconocidos. Brindan ayuda cuando uno la necesita. Se van.
No conversan mucho, pero su actitud genera inmediata confianza.
Alguien me dirá: simplemente son personas de buena voluntad, que las hay, y sí, se ofrecen para ayudar cuando ven una necesidad. Y yo digo, es lo más posible...o simplemente de eso se trata.
Pero...¿acaso no son ángeles?, ¿no son mensajeros de buena voluntad?, ¿no ayudan y obran en favor de nosotros?
También he conocido a otro ángel femenino. Un ángel que --igual que los anteriores-- llegó en el momento oportuno. Cuando realmente necesitaba aliento, apoyo, cuando de golpe la vida de mi esposa fue segada por una terrible enfermedad, y quedé solo.
Este ángel me acompañó, me sostuvo, me dio aliento, me animó a seguir viviendo, a hacer frente a las nuevas circunstancias como nunca las experimenté antes en mi existencia. Me dio seguridad, fortaleza, dinamismo.
Aquí ya no se trató de un momento puntual, sino de la prolongación de un momento. De un período marcado por su presencia y su acción.
Ciertamente que ha dejado en mi una huella indeleble.
A veces esperamos que un milagro (si así lo podemos llamar) esté revestido de pompa, de circunstancias resonantes y especialísimas, y sin embargo, estos milagros, ocurren en la cotidianidad, con sencillez y simplicidad.
Y estos ángeles, no tienen nada en su aspecto que los diferencie de cualquier otro ser humano. Tal vez ahí, radique la parte más interesante de todas.
Estemos alertas a su presencia, y su accionar. Tal vez, de paso, aprendamos una lección.
Nada mejor para completar estas disquisiciones, que mi favorito, Ernesto Cortázar, interpretando una música que lleva por título: "God sent me an angel", "Dios me envió un ángel".
enigma
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