Dos personas capaces, inteligentes, talentosas, intelectuales, profesionales, en fin, de alta calidad.
Y me llamó la atención darme cuenta cómo, a pesar de las cualidades de cada una, no llegan a entenderse. Hay una mutua incomprensión.
El punto es que si uno lee las cartas por separado, uno le da la razón a una de las partes. Parece haber tomado una decisión y quiere que se le respete.
Pero esa decisión tiene un costo muy grande para la otra parte. La otra parte --en mérito a toda la correspondencia anterior-- se niega visceralmente a aceptar ese costo, e insiste, también con argumentos convincentes, que le asiste la razón en sus reclamos.
Y viéndolo objetivamente, ambas partes tienen razón, pero realmente ninguna comprende o hace el esfuerzo sincero de comprender a la otra.
Por momentos, una de las partes, parece que si, que entiende la peripecia de la otra y que lamenta lo que le está ocurriendo a esa otra parte, pero que por la suya ha tomado una decisión irrevocable.
Lo que no acierta siquiera a imaginar, es el terrible dolor y sufrimiento que está causando. Que seguramente son ajenos a su voluntad, pero es una realidad que no ve, y por tanto no conoce, o no la llega a sentir.
La otra parte halla una incoherencia respecto a todo lo dicho y vivido anteriormente, no la puede aceptar, y siente que al menos se le debe una explicación del cambio totalmente repentino, de algo que llama "la voltereta", debido a la cual, la otra parte cambió de la noche a la mañana, su "ruta de vuelo", por decirlo asi.
Se me hace que esta otra parte, que tiene razón en reclamar por lo que se le expresó, afirmó y aseguró anteriormente y que ahora ha sido dejado completamente de lado, no acierta a comprender que la otra parte no puede explicarle el por qué de su actitud, porque la única razón que le ha llevado a la misma es: miedo.
El miedo, es las más de las veces irracional. Es una actitud de inseguridad propia y de desconfianza permanente. A menos que --lo cual no he podido determinar para el caso-- ese miedo tenga como fundamento una amenaza, aún velada, que le implicara un grave daño que quiere impedir a toda costa.
Pero mi diagnóstico que hace que exista esa incomprension mutua, es que una parte le reclama a la otra actuar como lo hizo por considerable tiempo, sin al parecer haber ningún problema, pero lo que no ha acertado a entender o a sospechar, es que la otra parte ha adoptado su tesitura por miedo, por un gran temor.
Se me hace que si ambas partes se reunieran y dialogaran abiertamente, una podría afianzar su decisión, pero expondría sus razones, y la otra dejaría de reclamar lo que plantea, si esas razones le convencen de lo genuino de las mismas.
enigma
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