Saturday, January 5, 2013

LO QUE NOS CUESTA ACEPTAR

Veces hay en que nos cuesta aceptar.

Nos cuesta aceptar que las cosas son diferentes de lo que quisiéramos.

Nos cuesta aceptar que ciertas situaciones se hayan desenvuelto de manera no prevista, inimaginada  o ciertamente no querida.

Nos cuesta aceptar que hay personas muy diferentes a uno en múltiples aspectos.

Nos cuesta aceptar decisiones equivocadas, actitudes falsas, mentiras prolongadas, indecisiones, marchas y contramarchas.

Porque nos agrada el orden. Nos agrada la consecución de las cosas. Nos agrada que a A le siga B y no R o I. Así como el 2 le sigue al 1.

Pero en la vida real las cosas suceden de manera diferente.

Hay múltiples factores. Primero que nada la variopinta realidad de la especie humana, donde tradiciones, culturas, niveles de educación y de desarrollo de una sociedad, determinan conductas, valores y pautas diferentes para conglomerados diferentes de personas.  Hasta la geografía interviene en ello. El clima también.

En segundo lugar, la herencia que llevamos en nuestros genes, y la herencia socio-cultural que nos viene de la familia a la que pertenecemos, lo que nos hace individualidades, seres únicos.

En tercer lugar, en el ámbito siempre complejo de las inter-relaciones humanas, somos nosotros y nuestro entorno, nuestra situación particular, nuestro "sitz-in-leben" al decir de los alemanes.  Somos nosotros y nuestras circunstancias, y ellas varían con cada individuo.

Y cada persona las procesa en forma diferente también.

Unos seremos soñadores, románticos, apasionados, enamorados del amor, dispuestos a jugarnos, a correr riesgos, a aventurarnos, por la confianza puesta en el Ser en Sí, y en la otra persona, y porque lo anhelamos y queremos con fervor. Buscadores perennes de una vida mejor, gozosa, feliz, sencilla y profunda a la vez.

Otros seremos conservadores, duros con nosotros mismos, aniquiladores de nuestros propios sueños, viviendo una realidad llana, donde casi todo es previsible o está previsto, donde evitaremos cuanto sea posible, lo insólito, lo diferente, lo que se sale de la rutina y lo acostumbrado, lo que altere nuestra forma de vivir.

Uno es un universo abierto.  El otro es un universo cerrado.

Uno es para mi, el latir mismo de la vida y la razón de ser de nuestra existencia.

El otro es un subsistir casi sin sentir, el anquilosamiento, morir cada día.

Si somos de una manera o de otra, nos cuesta aceptar lo que nos resulta tan diferente. Pero debemos aprender a convivir con eso, porque es una realidad.

En todo caso, procuremos impedir que esa realidad otra, diferente a lo que somos, de alguna manera se instale, o pase a ocupar un lugar en la nuestra, de tal manera que la estropee, la arruine o desfigure.

Yo no puedo tener la compañía de alguien que de pronto parece estar lista para un vuelo a gran altura y larga distancia, y de golpe se asusta de la altura misma, no está dispuesta a continuar el viaje, y lo aborta.

Requiero una compañera de vida que asida fuertemente de mi mano, sea capaz de lanzarse hacia el futuro, despegando de las amarras de un presente, segura del destino al que quiere llegar y feliz del viaje que emprendemos juntos. Para mi eso vale y sirve.

Pero ese soy yo. Y como digo, sé que puedo costar ser aceptado por otros u otras.

Por eso, debemos ser cautos y elegir muy bien el cuándo, el dónde y principalmente el con quién. Para la actividad que sea, el sueño que sea, la propuesta que sea. 


enigma
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