Sinceramente no sé en qué países funcionan –si
acaso—este tipo de escuelas
Una querida amiga de la ciudad de México acaba de tener
exitosas experiencias en este sentido.
Tere Zazueta está muy entusiasmada con esa tarea, y no
es para menos.
Por otra parte, otra amiga Cynthia Baigts, también de la ciudad de México me dice que en todos los colegios hay escuelas para padres.
Pero imagino que será en los colegios privados. ¿qué pasa con los institutos públicos de enseñanza?, ¿qué pasa con las colonias socioeconómicamente más sumergidas?
Por otra parte, otra amiga Cynthia Baigts, también de la ciudad de México me dice que en todos los colegios hay escuelas para padres.
Pero imagino que será en los colegios privados. ¿qué pasa con los institutos públicos de enseñanza?, ¿qué pasa con las colonias socioeconómicamente más sumergidas?
Hace ya tiempo que formar a los padres y madres para
el ejercicio de una paternidad responsable, es una necesidad social ineludible.
Cuando un país hace caso omiso a ello, está
hipotecando su futuro inmediato.
Los tiempos han cambiado y mucho.
Los que nos formamos y crecimos en un hogar en que la
madre no trabajaba, teníamos la fortuna de contar siempre con ella, expresión
de amor, pero también ejemplo de vida, de rectitud, de valores que entran en
uno como por ósmosis, y de corrección y disciplina cuando ello era necesario.
Desde décadas, la mujer ha salido del hogar, ha dejado
de ser ama de casa, para entrar al mercado laboral, más que nada por razones de
fuerza mayor, para tener con qué sustentar la vida, más aún cuando se tienen
hijos.
Eso significa por un lado que los salarios se han
reducido. Antes un padre ganando mínimamente bien podía sustentar a su familia.
Si hoy no lo puede lograr es que su
salario es insuficiente.
Pero también es cierto que antes, la tecnología a
nivel hogareño era muy pobre, muy elemental. Hoy día no se concibe un hogar que
no cuente con electrodomésticos. Ello implica su compra y mantenimiento por un
lado, y una cuenta de consumo de electricidad como no se conocía en otros
tiempos.
Por otro lado, el mundo cibernético ha modificado
sustancialmente la cultura y la educación. Y los padres ven con ojos atónitos
comos sus hijos e hijas manejan con fruición sus teléfonos inteligentes, sus
computadoras personales o sus laptops, y quedan atónitos ante lo que ellos en
cambio, no son capaces de lograr.
Ni siquiera están al tanto de cómo pueden tener un
control de lo que sus hijos e hijas ven en la televisión, o de los contactos
que tienen trasegando mensajes,etc.
Apena escuchar de madres y padres de hoy: no puedo con
mi hijo/a, no sé qué hacer… Y los vástagos son apenas adolescentes. No saben
nada de la vida, y están en la etapa de correr los mayores riesgos, y de asumir
conductas dañinas para sus vidas, simplemente por presión de sus pares, por no
saber plantarse firme ante algunas cosas, y por tener padres y madres que ellos
mismos no tienen los valores necesarios, o no saben cómo conducirse para mantener
un debido control de su descendencia.
Cuando el alcohol, la droga, el sexo desprotegido, el vandalismo
y la violencia hacen víctimas todos los días a jóvenes que serían una promesa
para sus padres y la sociedad toda, es hora de actuar.
No se puede más permanecer impasibles como si esto no
fuese una realidad, como si esto no sacudiera la fibra misma de nuestras
sociedades, o como si --por ser mal de
muchos—nos cruzáramos derrotados de brazos, y dejáramos que nuestros jóvenes se
pierdan para siempre como seres humanos, dignos, valiosos, productivos, para transformarse
en parásitos sociales, en resaca humana, o simplemente en cadáveres.
Es hora de movilizarse. De crear un movimiento de
Escuelas para Padres en toda la América Latina. De llevar esta iniciativa a las
Universidades públicas o privadas, de crear un currículo, y de ofrecer cursos
gratuitos para los padres, pero con seguimiento, para verificar que lo que
aprendan efectivamente lo estén aplicando, y con una consejería permanente,
para orientar y respaldar a esos padres y madres.
Desde aquí lanzo la idea, y hago mi llamado.
enigma
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