Otros podrán dar gracias a Dios, o gracias a un santo, o gracias a un amigo/a, pero siempre está en nuestro corazón la posibilidad y oportunidad de dar gracias, de ser agradecidos.
Esta semana, yo doy gracias a la divinidad, representada específicamente por la Virgen de Gudalupe (honrada en toda América Latina).
Aquí mismo he dicho más de una vez que no soy católico-romano, pero sí creyente. Y mi formación protestante me estaría diciendo un tanto teóricamente, que sólo puedo referirme o agradecer a Dios (a quien Uds. ya saben que prefiero llamar El Ser en Sí). Pero me parece una restricción desmedida. ¿Acaso no le pedían milagros a quien es proclamado como su Hijo, Emmanuel (Jesús), y acaso múltiples oraciones no terminan siendo pedidas "en nombre de Jesús"?
Una vez, en mi país natal, Uruguay, asistí a una ceremonia protestante para la bendición de un matrimonio. Y la música que se ejecutó en la ocasión era el Ave María de Schubert.
Pero aún más. Mientras el protestantismo tal cual lo he conocido en Uruguay era muy iconoclasta, aunque conocí una famosa imagen de Jesús visto de perfil, cuyo origen era estadounidense (seguramente llevada por algún misionero en su momento), acá en Estados Unidos, hay imágenes de Jesús como esa y otras, llevando la cruz, y hasta he visto una estatua de Jesús, así como pesebres vivos, o representados por estatuillas, cosa que jamás vi sucediera en Uruguay.
De modo que nadie ha de sorprenderse que yo, que tengo largos diálogos con el Padre Celestial, o con Jesús, también acuda a María Virgen, en su amparo y ayuda. Y lo que puedo decir, es que a tiempo y estupendamente, ha respondido a mis oraciones.
En el fondo, se trata del ámbito de la Divinidad, y allí, ella está integrada.
Siempre tuve un especial respeto y admiración por la jovencita María.
¿Por qué la Virgen de Guadalupe? Porque su imagen tiene una hermosura y a la vez sencillez especial. Porque estuve en su Santuario Nacional en México D. F., porque la he encontrado en museos, en obras de arte hasta donde menos esperaba encontrarla, en Punta del Este.
Y porque descubrí que hasta en Uruguay, y por expresa indicación del Gral. José Artigas, máximo Jefe de los Orientales,(de cuyo nacimiento se cumplen mañana 19 de Junio, 250 años) se construyó una iglesia dedicada a ella cuya imagen llegó al país desde el Perú. Y es la principal iglesia de la ciudad de Canelones, capital del Departamento homónimo.
Pero lo esencial, es que siento gratitud en mi corazón.
Y que tenemos que estar prestos siempre a estar agradecidos. Al amigo que se acuerda de nosotros, a quien nos alienta cuando andamos de ánimo caído, a quien nos ofrece oportunidades para trabajar, para desarrollar nuestros talentos, a quien nos pide opinión o nos consulta. A quien nos valora por quiénes somos y lo que hacemos. A quien nos felicita en el éxito, y nos consuela en la derrota.
Para ellos y ellas, quienes son así conmigo, mi permanente gratitud, porque no otra cosa merecen sino eso.
Guardo para siempre en mi corazón, gestos excepcionales de personas magníficas, que en determinado momento, han sabido estar junto a mi, de muy distintas maneras.
Y por supuesto, se impone éticamente una reciprocidad. Yo también me doy en servicio y con gusto a quienes me necesiten, a quienes acudan a mi, a quienes busquen consuelo, aliento, apoyo, consejo, orientación, ayuda de diversas formas.
Lo he hecho. Lo seguiré haciendo, porque es parte de cómo soy.
Que también lo practiquen cada uno de ustedes, mis amigas y amigos lectores.
enigma
Textos protegidos por derechos de autor
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