Friday, June 6, 2014

70 ANIVERSARIO DEL "DÍA D"

Este viernes 6 de Junio de 2014, se cumplen 70 años del acontecimiento más impresionante de la 2da. Guerra Mundial,  en cuanto a cantidad de soldados (160 mil sólo de los Aliados), al heroísmo, la entrega, el sacrificio, y la muerte.

El desembarco en Normandía y costas de Francia para comenzar el proceso de liberación de la nación gala, y a su vez la derrota definitiva de la Alemania nazi, marca un antes y un después.

Cuando aún quedan veteranos de esa guerra, no podemos evitar mirarles con admiación y estremecernos. Lo que ellos vivieron, por lo que ellos pasaron, pocos lo han vivido después, aunque Corea, Vietnam, Iraq y Afganistán, han sido también campos de batalla donde la muerte ha hecho su tremendo impacto.

Lo peor aún es ver --como en la actualidad--- cuántos muchachos jóvenes regresan baldados, sin piernas o brazos, con heridas en la cabeza, y sobre todo con traumas psicológicos que demandan gran atención, y todo ello repercute a su vez socialmente y en sus respectivas familias.

Junto al heroismo y la valentía de aquellos que en el Dia D fueron lanzados al agua desde lanchones de desembarco, muchos de los cuales apenas si llegaron a pisar la playa pues ahí mismo dejaron de existir, pero tenían la decision y la convicción de que su lucha era noble, y que restauraría la libertad y la democracia en los países entonces sojuzgados, nos queda el dejo amargo de lo que es la guerra en sí.

El mundo debería decidir con sanía mental: "nunca más guerras", de ningún tipo, bajo ningún pretexto. Acudir a la guerra es no sólo el último recurso, es el peor de todos.

Cuando la guerra se desata, se terminan automáticamente todos los derechos humanos. La guerra en sí misma es la violación más flagrante de todos esos derechos.

La cuestión es matar o morir. Y ese es el dilema claro y final de toda guerra.
Enviar seres humanos a la muerte es la decisión más horrenda que un jefe de estado puede tomar.

¡Cuánto mejor es el diálogo, la diplomacia, y la búsqueda sensata de un entendimiento!  

¡Cuánto mejor es no soñar con hegemonías, o dominio, sino con cooperación internacional, y edificación de la paz!

¡Cuánto más acertado es ver al planeta todo como nuestro hogar, y a las naciones como la familia humana!

Lamentablemente intereses económicos, fanatismos religiosos, y afán de dominio y preponderancia, siguen siendo elementos que son como combustible para transformar en incendiarias situaciones que de otra manera podrían resolverse pacíficamente.

Ojalá que aprendamos de las guerras, a buscar afanosamente la paz.


enigma
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