DÍA DE DAR GRACIAS

Así me gusta traducir lo que en inglés se conoce como “Thanksgiving Day”, que en Estados Unidos se remonta a una tradición según la cual los primeros peregrinos cristianos que llegaron a tierra americana, dieron gracias a Dios al recoger sus primeras cosechas en el nuevo suelo.

En esa ocasión, los venidos de Europa compartieron la mesa con los indígenas que fueron quienes les enseñaron a cultivar hortalizas, frutas, verduras, y a criar animales de granja en la nueva tierra.

La celebración se ha convertido en el motivo de mayor reunión de las familias –mucho más que en Navidad-- y es menos motivo de explotación comercial, aunque por supuesto hay tarjetas con saludos por la fecha, y lo tradicional es comer el pavo asado con relleno y acompañado de una serie de otros elementos alimenticios, entre ellos repollitos de bruselas, y una mezcla especial de camotes (conocidos en el Sur como boniatos), con malvaviscos (marshmallows) que queda muy rica, y salsa de arándanos.

De postre suelen prepararse tartas de pacanas (un tipo de nuez), y de dulce de calabaza.

Es un día en que además de la familia, suele invitarse a personas que están solas. Nadie debe quedar excluído de participar en una mesa bien servida, para sentir finalmente el calor humano y fraternal, que nos convoca a todos a dar gracias a Dios (el Ser en Sí) por todas sus bendiciones.

Eso si tenemos conciencia de que la continuidad de niuestra vida y de nuestra salud, no dependen exclusivamente de nosotros mismos.

Y podemos también dar gracias por el alimento que nos nutre, el techo que nos cobija, nuestro bienestar económico, las posibilidades de trabajar o estudiar, de viajar, de tener amigos, de amar, de proseguir causas nobles, etc.

Aqui en Iowa, donde me encuentro justamente visitando a la familia de mi hijo, habrán de recibir a 6 estudiantes universitarios procedentes de China. Una organización civil se encargó de que 600 estudiantes que están en Iowa City, procedentes de distintos países, no pasaran solos este día tan especial.

Tendremos pues más invitados que los cuatro que somos la familia anfitriona. Pero seguramente disfrutaremos la compañía de todos ellos y ellas.

Y una gran cantidad de personas, que podemos sumar por miles, se dedica a servir mesas, con alimentos donados, para los indigentes, y a repartir pavo y los otros alimentos, a las mesas de quienes no pueden tal vez disponer de todo para celebrar adecuadamente. Son varias las organizaciones que realizan esas tareas humanitarias.

El mismo presidente de la nación y su esposa van a uno de esos lugares donde se sirven mesas para gente sola, sin familia, para desamparados, etc.

Así se celebra el Día de Dar Gracias (que algunos traducen como Día de Acción de Gracias), aqui en Estados Unidos.

Tal vez, sin el trasfondo histórico que existe aquí, otras gentes de otros países pudiesen al menos captar el espíritu que anima la fecha, y pudiesen organizar también un Día de Dar Gracias, donde la familia se reúna en grande, o sea, toda la familia si es posible, aún viniendo del exterior o del interior de un país, y convergiendo en la capital.

Y a la vez, invitar a alguien que se sepa va a estar solo o sola. Para que nadie quede fuera de esa expresión fraterna y de afecto humano esencial.

Ojalá la idea prenda. Desde aquí la lanzo, porque si en el Su r de América, prendió la idea de regalos de Navidad por Santa Claus, --cuando lo tradicional era el Día de Reyes—y también ha entrado el uso el Día de las Brujas, o Halloween, ¿por qué no un Día de Acción de Gracias?

¡A ver quién recoge el guante!



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