Escúchalo, ¡si! Haz un silencio para ti, guárdate un espacio íntimo donde puedas escucharte, donde puedas sentirte a ti mismo/a, resérvate para ti un momento especial, diferente, en tu día.
Escucha tu espíritu...oye lo que te dice...siéntete feliz de que vives!!, siéntete feliz de que estás con salud, siéntete feliz de que tienes un techo que te cobija, tal vez un vehículo que te transporta...
Siéntete satisfecho/a de que estás entero/a de pies a cabeza, de que todos tus sentidos te funcionan como se espera que lo hagan.
Goza el hecho de que trabajas y con ello ganas decentemente tu sustento, y lo que con él puedes hacer.
Siéntete feliz de todos quienes te aman, te quieren bien, son tus amigos/as, te escriben, te llaman por teléfono, te encuentran en Facebook o en Twitter, o más personalmente en tu correo electrónico.
Regocíjate en las coincidencias humanas que tienes con ellos/as. Respeta las discrepancias que jamás pueden superar al sentimiento básico de cariño, de afecto, de amor.
Escucha a tu espíritu...cuando gime por una aflicción, por aquellos motivos que te preocupan, por las cosas que están pendientes de realización, por problemas a veces imprevistos o no imaginados que se presentan.
Escucha a tu espíritu cuando siente que necesita la ayuda y apoyo de otros espíritus solidarios, que te escuchen, que te atiendan, que te entiendan y te acompañen, para que no te sientas solo/a en tu encrucijada, para que sepas que ellos/as están ahí, contigo y por ti. Y no te abatas.
Escucha a tu espíritu que se regocija de la armonía en la cual convive con otros, en diálogo fecundo y hermoso.
Eleva tu espíritu, al Espíritu por excelencia: al del Ser en Sí, y ten la paz que sobrepuja todo entendimiento, y que sólo proviene de Él.
enigma
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