Desde mi punto de vista personal, después del amor de pareja, la relación de amistad (aplicable por igual a hombres y mujeres) es el vínculo más fuerte, más firme, y más valioso que los seres humanos podemos crear, sostener y alimentar, a lo largo de nuestras vidas.
Dichosos los que tienen muchos amigos/as, pero realmente amigos/as de verdad. No simples conocidos, o personas con las cuales hay un cierto nivel de trato, sino amistad.
Amistad sincera, leal, sostenida, puesta a prueba. Amistad que perdura y se ensancha y profundiza. Amistad que no falla, que no se reduce, que no se desvanece y se pierde.
Amistad en la cual inclusive, se puede llegar a compartir cosas muy personales, muy íntimas, que nadie más tiene derecho a saber y de las cuales a nadie más enteramos. ¡Ni siquiera a familiares!
El signo de una auténtica amistad se prueba en la confianza mutua y total. Se manifiesta en la permanente preocupación por el amigo, la amiga, especialmente si está pasando por un momento dificil.
Se expresa también la amistad, por supuesto, en los momentos gratos, en que hay que celebrar el crecimiento de una familia, la llegada de bebés, el triunfo en estudios, el haber conseguido un trabajo, o un ascenso, el haber salido bien de una operación, etc. y los cumpleaños.
De todas esas cosas se nutre la amistad. Y cuando hay verdadera amistad, nunca hay separación, nunca se es molesto, nunca hay rechazo, sino permanente apertura.
Los amigos se respetan. Se quieren mucho y bien. Si en algún momento surge un enojo, precisamente por la amistad, esa instancia queda fácilmente superada.
Y si acaso se produce un distanciamiento que dura por un tiempo, los amigos son capaces de perdonarse mutuamente, de reconciliarse y de afianzar más sólidamente su amistad.
Cuando esa amistad es tal, se quiere saber de la otra persona, los canales de comunicación se mantienen permanentemente abiertos. Si se vive lejos, el correo electrónico, las redes sociales, Skype, el teléfono, son todos medios idóneos para saberse mutuamente, para no aislarse ni sentirse aislado.
Si hay algo que un amigo/a le puede decir al otro/a, es: cuenta conmigo, no estás solo/a.
Y eso es un compromiso vital, real, auténtico. No es mera pose o palabrerío huero.
La amistad se nutre de pequeños gestos, pero esos gestos reclaman tener la sensibilidad suficiente para apreciarlos y valorarlos.
Cuando estamos entre amigos, esos gestos son lo normal, a veces, casi a diario.
Sí, los amigos nos debemos siempre muchos favores. Ello es recíproco. Pero ¡qué hermosura poder hacer algo por un amigo/a!
Que cada quien que me lee, piense qué clase de amigo/a es. Cómo articula en términos concretos esa amistad. Cuán importante es esa relación, cuan vital resulta.
¡Felices los que saben hacer, cuidar, mantener y acrecentar amigos!.
Una verdadera amistad, es roca sólida, es para siempre.
enigma
Textos protegidos por derechos de autor
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