Y es entonces cuando surgen una serie de preguntas existenciales, como: ¿quién realmente soy?. No quien soy para los otros, que tienen de mi la imagen que proyecto o busco proyectar, sino conociéndome pleno a mi mismo, ¿quién soy?
La segunda interrogante, consecuencia de esta primera es: ¿estoy satisfecho con quien soy, o hay algo o mucho que debo cambiar?
La tercer pregunta que se plantea es: ¿quién quiero ser y cómo?, en lo que me queda de vida -mucha o poca-- ¿a qué quiero llegar? ¿qué meta me quiero fijar?
Y si bien estas interrogantes giran entorno a uno mismo, sin embargo tienen directamente que ver con los otros. Esos otros son la familia, los amigos, los seres que amamos, los compañeros de trabajo o estudio, los que comparten un mismo interés o hobby, etc.
Porque uno no existe aislado. Está en medio de una sociead y de una red de relaciones que en cierta medida nos moldean, nos demandan, esperan de uno, y entonces buena parte de quiénes somos, está directamente vinculada a quiénes somos para los demás, o cómo somos para ellos/as.
Y ahi tenemos que pensar si siempre hemos sido felices y acertados en nuestros vínculos y relaciones o si hemos fracasado o tenido contratiempos y hemos cometido errores, y algunos de ellos, verdaderamente graves como para causarnos depresión, o para hacer que otros/as se sintiesen mal consigo mismos/as, insatisfechos/as, etc.
Todo eso forma parte de este menú introspectivo. De este análisis que tiene que ser honesto para ser válido, para que nos sirva a nosotros mismos.
Y de ahí arrancar para sanar heridas, para restaurar relaciones, para reconciliarse, para arrepentirse, para volver a empezar procurando ser quien verdaderamente queremos y aspiramos ser.
Es más que un ejercicio altamente conveniente o aconsejable, una acción necesaria. Nos demanda sinceridad, no hacernos trampa al solitario. No tener piedad de nosotros mismos. Lo que cuenta después de todo es la realidad tal cual es.
Y ese es el mejor punto de partida para establecer nuestros propósitos, nuestra meta y empezar a andar un camino que puede ratificar algunas cosas que hemos sabido ser y hacer, y modificar radicalmente otras en que hemos estado equivocados.
Vale la pena intentarlo, especialmente porque nos esperan resultados magníficos y sorprendentes.
enigma
Textos protegidos por derechos de autor
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