Saturday, May 23, 2020

ANÉCDOTAS DE MI TIEMPO DE ESTUDIANTE - I


Tal vez un momento como éste, donde uno está en cuarentena y dispone de más tiempo que el habitual, resulte propicio para recordar y evocar momentos de nuestras vidas, especialmente aquellos que posibilitan diferente tipo de anécdotas.

Las anécdotas siempre resultan interesantes, porque refieren a hechos reales. De modo que espero se entretengan con estas que voy a compartir, y de paso, tal vez algún lector o lectora, encuentre que tuvo los mismos profesores o a algunos compañeros de estudio.

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Cuando egresé de la Enseñanza Primaria, por concurrir a la Escuela Italia y ser uno de los mejores alumnos, obtuve una beca para seguir mis estudios de Enseñanza Secundaria enel Liceo Italiano. De ahí recuerdo algunos personajes y situaciones.

Aprendí a cantar circunstancialmente –digo así porque no la canté nunca más—una canción llamada “Il Piave”, que recordaba un acontecimiento histórico de Italia.

Estudiantes

Entre los varones, por lo alto y delgado descollaba “el flaco” Turcatti, que obviamente pertenecía a la familia de los dueños de la famosa casa Turcatti y Casalia, un distinguido negocio de Bazar y Menaje, antigüedades,etc.

Entre las chicas había tres que eran inseparables: Shirley, hija de un Coronel que fue máxima autoridad policial de Montevideo; Raquel, hija de un General del Ejército, y Ana María, que creo era hija o familiar del propietario de un conocido negocio de automóviles.

En el patio de entrada al edificio ubicado en la Av. Uruguay y Magallanes, había un busto de Dante Alighieri.

Un día, en una corrida, un muchacho corpulento se dio contra el busto, y el mismo –que era de yeso—se rompió.

Consternación del Director del Liceo y de otros profesores italianos: “¡oh, il Dante!” decían.

El muchacho fue llamado a la Dirección, al día siguiente fue el padre, y supongo que habrá tenido que pagar por el daño infligido al busto, o para que adquirieran uno nuevo.

Afortunadamente el estudiante permaneció en el Liceo.

Profesores

Entre los profesores se destacaban varios, Fontanot con quien aprendí bien el idioma italiano. Años después que él falleciera conocí a su hijo, integrante de la Armada Nacional. Guido Zanier, un experto en idioma latín, que luego pasó a ser un distinguidísimo Profesor de la Facultad de Humanidades en su área de especialización. Un estupendo profesor de idioma español, cuyo nombre lamentablemente no puedo recordar. Era un hombre simpático, que hacía de sus clases casi un entretenimiento. Por entonces era permitido que los profesores fumaran en clase, y él fumaba cigarrillos que él mismo armaba, usando chala.

Un estudiante le preguntó qué era eso, y él le dedicó tiempo a explicarle qué era la chala, cómo se cortaba para poder luego arrollarla para armar el cigarrillo, y cómo el trozo finito que se separaba al cortarla, servía para atarla.”

Un lunes llegó todo entusiasmado. Peñarol había ganado un clásico, y entonces preguntó a la clase: ¿vieron el golazo del domingo?, y enseguida dibujó un arco en el pizarrón e hizo un esquema de la jugada de gol.

Hablando de fumar, otro gran profesor y reconocido músico nacional, el Maestro Juan Protasi, era un fumador en serie. Cuando estaba por terminar un cigarrillo, con su misma lumbre encendía el siguiente. Siempre usaba “Lucky Strike”.

Tuve un profesor que era co-autor de un libro de Geografía y otro de Biología. Con su voz algo enronquecida, nos daba contornos de países europeos que pedía los llenáramos con ríos, montañas y ubicáramos en ellos ciudades importantes. Así aprendíamos geografía.

En cuanto a Biología, gustaba de traer a clase el esqueleto humano, o piezas que representaban órganos. Nunca se me borró de la mente una clase en que todos quedamos boquiabiertos. Hizo pasar adelante –como era costumbre—a una chica. Le hizo una serie de preguntas sobre distintos huesos, y finalmente le preguntó “¿dónde está el cóccix?”. La chica no supo qué responder o le dio vergüenza.

El profesor le volvió a preguntar, “señorita: ¿dónde está el cóccix?”…silencio…“pero m’hijita, ¿dónde tiene Ud. el cóccix?”, como la chica seguía sin responder, Vacarezza se levantó de su asiento y metiéndole la mano por detrás le dijo tocándola notoriamente: “éste es el cóccix”. El rostro de la chica estaba rojo de vergüenza, y se fue llorando a su banco. La clase permaneció en silencio, sonó la campana, y el comentario de todos era que eso no iría a quedar así, que no era posible que un profesor cometiera semejante atropello.

No sé qué habrá pasado con ese profesor porque al año siguiente dejé de ir al Liceo Italiano e inauguré la nueva sede del Liceo No.3 Dámaso Antonio Larrañaga. Un hermoso local donde cursé tercero y cuarto año.

En el Liceo Larrañaga


Tuve también allí buenos compañeros y mi primer noviecita. Una chica rubia de enormes ojos celestes, con cara de

buena, llamada Ivonne. Sus dos apellidos eran franceses. Con ella fue la primera vez que bailé “cheek to cheek” con la música de Glenn Miller "Serenata a la Luz de la Luna", tan luego en la casa de otra rubia, gustada por muchos compañeros, llamada Silvina, que resultó luego ser la primera esposa de Eduardo Hughes Galeano. 

En el Larrañaga tuve un compañero egipcio de apellido Barbazogli (algo extraño para entonces) y un estadounidense que usaba moñita, de apellido Rosenthal. Recuerdo también a Luis Rivera, que unos cuantos años después lo volví a encontrar como funcionario de la Facultad de Agronomía.

En cuanto a profesores, recuerdo al Sr. Susena, de Química, a quien teníamos que pedirle que fuese más lento en el dictado de sus clases porque no nos daba el tiempo de tomar apuntes. Gracias a él, estropeé mi escritura manual, y como yo, otros tantos.

Pero fue una delicia tener de profesora de Inglés a la Sra. Sheps de Porteiro. Ella nos hacía conversar en el idioma, y cuando hacía un dictado, si uno tenía una duda de una palabra, bastaba mirarle los labios al repetirla, y uno sabía cuál era. Ella echó realmente las bases firmes sobre las cuales pude construir mi inglés.

En idioma Español, tuve a la profesora Verdad Risso de Garibaldi, una mujer talentosa, de un trato dulce, quien entre otros textos nos hizo recorrer el Romancero Español. Yo sacaba muy buenas notas en mis comentarios literarios cada vez que había un escrito. Era un gusto tenerla de profesora. 


En Historia Nacional, tuve como profesora a la Sra. Aurora Capilla de Castellanos. Fantástica. ¡Cómo nos hizo valorar a nuestros héroes y entender nuestra historia!.

En Física, se destacaba un joven profesor que venía de especializarse en Estados Unidos, y traía consigo para los escritos el método de “múltiple elección” como respuesta a una determinada pregunta o el planteo de un problema. Él era Washington Acerenza. Inolvidable.

En Filosofía tuve a la profesora Griselda Saponaro Guibernau quien dictó un curso sobre Psicología que fue apasionante. Gran calidad didáctica.

Y no sería justo si omitiera a un profesor fuera de serie, como lo era Carlos Etchecopar, Director del Observatorio de Enseñanza Secundaria, que dictaba Astronomía.

Con estos recuerdos pongo fin a la etapa liceal. Los próximos serán de Preparatorios en el Instituto Alfredo Vázquez Acevedo. 


Milton W. Hourcade
Textos protegidos por derechos de autor

Friday, May 1, 2020

CORONAVIRUS: Cuando la torpeza humana arruina la vida de todos

Si algo sigue demostrando esta pandemia que se ha desatado sobre el planeta, es que como humanidad somos un verdadero desastre y no estamos preparados para una crisis de proporción mundial

Porque junto a gente capaz de seguir las pautas fijadas por expertos y médicos, que guarda la distancia social de 6 pies (dos metros) entre persona y persona, que usa tapabocas, que se mantiene en su casa lo más posible, y sólo sale a hacer compras imprescindibles, hay de la otra, y parece en algunos lugares, abundar más.

Tomemos México, donde el propio Presidente no ha sabido

enfrentar la crisis, la ha esquivado, le ha dicho a su pueblo que haga vida normal, y ahí les vemos en sus “tianguis” (ferias) todos juntos, sin máscaras, a corta distancia unos de otros, como si nada les fuera a pasar. Y claro, ¡les está pasando! 

Miremos California, donde el fin de semana pasado miles se lanzaron a hacer playa, sin cubrir sus rostros ni mantener la llamada "distancia social" que es de 6 pies, o sea 1 metro 80, y no metro y medio como dicen algunos mal informados.

Ahí vemos el disparate de Detroit, Michigan, donde un grupo de poco menos que sublevados, quiso presionar a la

Gobernadora Gretchen Miller, del Partido Demócrata, para que abra los comercios y deje transcurrir la vida normal. Fueron hasta con armas de guerra –estos son los partidarios de Trump, no me cabe ninguna duda—para que la Gobernadora se rindiera a sus amenazas.

Pero no ha de extrañar, en un país que de ser ejemplo mundial, tiene un Presidente que llegó a decir que tal vez una solución al Coronavirus sería inyectarse un desinfectante. Y no fue en tono de broma, al punto que las propias compañías que elaboran estos productos tuvieron que salir con comunicados públicos a aclarar que si se hacía eso era suicidarse.

Entonces los brutos que no entienden razones, equilibrio, responsabilidad social, consideraron que era hora de abrir los negocios y que la economía fluya….hasta que caigan muchos más enfermos y muertos, para darse cuenta que primero está la vida, y luego la economía.

Y para que todo no quede en la América del Norte, bajemos al Sur, donde en Uruguay una organización sedicente sindical, pero que es simplemente el brazo gremial de la política marxista, (el PIT-CNT) y que días atrás pedía la
clausura de toda actividad, convoca a manifestar en la calle, organiza caravana de vehículos (algunos sorprendentemente lujosos, con valor de 60 mil dólares) y junta gente que no guarda entre sí distancia alguna, sin protección en sus rostros, que en número –afortunadamente relativamente pequeño—salió a hacer sonar sus bocinas, y a gritar gastadas consignas, a pretexto del 1º. De Mayo, “Día de los Trabajadores”.

Estos son otros a los que el coronavirus le enseñará a usar adecuadamente el cerebro, y a que la política de brutos no sirve ante una emergencia mundial y grave.

Entre medio, médicos, enfermeros, y sus auxiliares, en clínicas y hospitales, están dejando sus vidas por atender una cantidad imparable de enfermos y se cuentan por miles los que van muriendo.

Es triste y lamentable, que ante una crisis de estas proporciones, rivalidades político-partidarias puedan más que el razonamiento sereno, y las decisiones inteligentes y a tiempo.

El planeta sigue dividido, la humanidad no sabe ser una, y darse cuenta que ante un enemigo común, no hay ninguna razón mayor que se imponga que la de hacer todo lo posible por asegurar la supervivencia.

Hace ya años, un iluso de esos que creen en extraterrestres, decía que esperaba que llegasen e hicieran contacto porque se terminarían muchos problemas humanos como el exceso de población, la pobreza, la injusticia, las guerras, y varios etcéteras más.

Lo que esta persona no comprende –y con ella algunos millones tal vez—es que si una civilización procedente del espacio exterior llegase a este nuestro planeta, nos domina por completo, seríamos sus esclavos, sus cobayos con los que harían experimentos, o tal vez, su mismísimo alimento.

Nadie va a trasladarse miles de millones de kilómetros, desde distancias ignotas, con sus tremendas naves y todo su poder tecnológico, para venir de vacaciones, ser –a nuestra escala de valores—benevolentes, o preocuparse por nuestro bienestar.

¿Acaso no hemos aprendido que una civilización más desarrollada se impone a otra? ¿No está eso en nuestra propia historia? Ya señaló esto el genio de Stephen Hawking.

Si alguna esperanza cabe de continuar existiendo y prosperar, será por un sentido planetario de unidad. Somos todos humanos, y cuando el peligro acecha y se hace real, las fronteras, los nacionalismos, y todo cuanto nos pueda dividir, tiene que ser dejado de lado con firmeza y decisión.

De no proceder así, nuestra extinción como especie está asegurada.

Tú, lector/a, ¿qué piensas?




Milton W. Hourcade
Textos protegidos por derechos de autor