Saturday, April 18, 2020

ALICIA: DÉCIMO ANIVERSARIO DE SU PARTIDA A LA ETERNIDAD


Me encontré en medio de vuelos, en mi regreso a Estados Unidos, cuando vino a mi memoria Alicia, mi esposa por 39 años.

Ella partió a la eternidad el 18 de Abril de 2010.

Juntos desarrollamos un estilo de vida que me ha quedado en muchos aspectos.

En su existencia fue una extraordinaria docente, una madre estupenda, una abuela que volcó todo su cariño en su  nieto, y una esposa compañera que me siguió a tantos lados como fui. Desde mis estudios de post-grado en su Argentina natal, el regreso a Montevideo, una breve estadía en Salto, y luego la reunión de todos en Estados Unidos.

Fue acá en Estados Unidos que aprendió a manejar vehiculos y resultó una excelente conductora.

Nunca olvidó a su familia en Uruguay, su hermano Julio, su madre Elena, y tampoco a su familia en Argentina, su tía Rosa y sus primas María Elena y Carmen Norma.

Se hizo de amistades por Internet. Se reencontró con amistades de su época de estudiante de Magisterio. 

Se dedicó con fruición a educar a infantes de un jardín, y luego cambió de rubro, y resultó una eficaz vendedora de ropa para la maternidad.  Una de las cosas que más disfrutaba era cuando las noveles mamás les llevaban a conocer a sus bebés.

Luchó contra el cáncer con hidalguía. Y por su espíritu fuerte y sus ganas de vivir, prolongó su existencia por un año y medio más del promedio, según me confiara su oncóloga.

Compartió conmigo su fe.

Desde su foto en mi biblioteca y sala de lectura y en muchas cosas que tengo en mi hogar, ella sigue presente. 



Milton W. Hourcade
Textos protegidos por derechos de autor
 

Friday, April 10, 2020

EL ÁMBITO DE LO DIVINO




Viernes Santo, Abril 10 de 2020

Advertencia: esta es una reflexión de Semana Santa. No todos van a ser capaces de entenderla, y no todos, por lo tanto, la aceptarán o estarán de acuerdo. Yo ya lo sé. Esto está escrito para quienes tienen oídos para oír y ojos para ver, como dijo Jesús. (Mateo 13:9-15).

Trataré de ser breve y explícito.

Jesús anunció que “el reino de Dios está cerca” y llamó a “arrepentirse”.

El arrepentimiento es la puerta que tienes que abrir para tener acceso al reino de Dios.

Jesús dijo: “Esforzáos a entrar por la puerta estrecha” (Lucas 13:24).

La palabra traducida en nuestro idioma como “arrepentimiento” pertenece al griego “metanoia”, de meta que significa después o más allá y nous que significa mente.

Ello implica un momento decisivo entre lo que hemos estado siendo, y emprender una nueva dirección en nuestras vidas, un verdadero cambio sustancial.

Solamente mediante el proceso de arrepentimiento podemos pasar la puerta estrecha y tener acceso al reino de Dios.

Pero la voluntad de atravesar la puerta estrecha implica fe. Y fe es el deseo de vivir lo que hasta ahora no conocemos.

Y ¿qué, dónde y cómo es este “reino de Dios”?

Para simplificar el entendimiento diría que es el ámbito divino.

Así como hay un ámbito humano, hay un ámbito divino.

Habitualmente, la vasta mayoría de la población de la Tierra vive en el ámbito humano y muy pocos son capaces y quieren relacionarse con el ámbito divino. En parte porque no saben sobre el mismo, tienen una información equivocada o deformada acerca del mismo. Hasta cierto punto, no es su culpa.

Pero Jesús dijo: “Buscad primeramente el reino de Dios” (Mateo 6:33)

En otras palabras, busquen primero pasar por la “puerta estrecha” y entrar en el ámbito divino. Este ámbito divino es el ambiente del Espíritu Santo (en griego Hagios Pneumatos) el que tiene Jesús, el que Él comparte con todos quienes buscan tenerlo.

De la misma manera que nosotros como cuerpos necesitamos aire para respirar para estar vivos, quien ha cruzado la puerta estrecha y comenzó a relacionarse con el ámbito divino necesita y tendrá este “nuevo aire” que es santo porque pertenece al ámbito divino, el ámbito de Dios, Jesús, los Ángeles, María, los Mártires.

Como humanos, podemos enfermarnos, sentir dolor, sufrir por diferentes razones (piensa en Jesús en un día como hoy) pero teniendo el Espíritu Santo podemos ir a través de todo eso de una manera diferente que otros.

Es con este Espíritu Santo que podemos tener un nuevo tipo de vida. Es con este Espíritu Santo que los milagros (la repentina alteración de cómo las cosas evolucionan habitualmente) pueden ocurrir, es con este Espíritu Santo en ti que serás capaz de realizar milagros. No debido a ti, sino por el Espíritu Santo que está en ti. ¡Y ellos ocurren!

Por lo tanto, el reino de Dios está en ti. ¿Cuándo? Bueno, en todo momento de tu vida.

Algunas veces tu naturaleza humana puede tender a constreñir al Espíritu Santo, (somos imperfectos, podemos caer en pecado) pero una vez que has entrado en el ámbito divino puedo asegurarte que Dios nunca te abandona. Así de grande es el amor de Dios.

Si has leído este mensaje hasta aquí, espero que busques pasar por la puerta estrecha y entrar en el Ámbito Divino, y entonces recibirás las bendiciones de Dios. 




Milton W. Hourcade
Textos protegidos por derechos de autor.

THE REALM OF THE DIVINE


Good Friday, April 10, 2020.

Warning: this is a Holy Week reflection. Not everybody will be able to understand it, and no everybody, therefore, will accept it or agree with it. I already know that. This is written for those who have ears to hear and eyes to see, as Jesus said. (Matthew 13:9-15).

I will try to be brief and explicit.

Jesus announced that “the kingdom of God is near” and called to “repent”.

Repentance is the door you have to open to have access to the kingdom of God.

Jesus said: “Make every effort to enter through the narrow door” (Luke 13:24).

The word translated in our language as “repentance” belongs to the Greek “metanoia”, from meta meaning after or beyond and nous meaning mind.

It implies a turning point from which we have been, to take a new direction in our lives, a real substantial change.

Only with the process of repentance we can go through the narrow door and have access to the kingdom of God.

But the will to go through the narrow door implies faith. And faith is the will to experience what we so far don’t know.

And what where and when is this “kingdom of God”?.

To simplify the understanding I would say it is the divine realm.

As there is a human realm, there is a divine realm.

Usually, the vast majority of the Earth population lives in the human realm, and very few are capable and want to deal with the divine realm. Partly because they don’t know about it, they have wrong information about it or a deformed one. To a certain extent, it is not their fault.

But Jesus said: “But seek first the kingdom of God” (Matthew 6:33).

In other words, seek first to go through the "narrow door" and enter in the divine realm. This divine realm is the environment of the Holy Spirit, (in Greek, Hagios Pneumatos) the one Jesus has, the one He shares with all those who seek it.

In the same way we as bodies need air to breathe to be living, the one who has crossed the narrow door and started dealing with the realm of the divine needs and will have this "new air", which is holy because it belongs to the divine realm, the realm of God, Jesus, the Angels, Mary, the Apostles, the Martyrs.

As humans, we can get sick, feel pain, suffer from different reasons (think about the same Jesus on a day like today) but having the Holy Spirit we can go through all of that in a different way than others.

It is with this Holy Spirit that we can have a new kind of life. It is with this Holy Spirit that miracles (the sudden alteration of the usual way things evolve) could happen, it is with this Holy Spirit in you, that you will be able to perform miracles. Not because of you, but because of the Holy Spirit that is in you. And they happen!

Therefore the kingdom of God is in you. When? Well, every moment of your life.

Sometimes your human nature could tend to constrain the Holy Spirit, (we are imperfect, we can fall to sin) but once you have entered the divine realm I can assure you that God never abandons you. That big is the love of God.

If you have read this message until here, I hope that you will seek to go through the narrow door and enter in the Divine Realm, and then you will receive the blessings of God.




Milton W. Hourcade
Texts protected by Copyright
 

Wednesday, April 8, 2020

CORONAVIRUS SHOWS THE BEST AND THE WORST OF HUMAN BEINGS


Humanity was not prepared for the pandemic and for an impact as catastrophic as the one we are suffering.

That is why respirators and masks are not enough, and a vaccine –experts say—could take a year or more to be produced.

But in the meantime, the pandemic is showing how the population of the planet as a whole is not prepared for any kind of event that suddenly happens and involves the whole World.

Imagine what would be if we were to deal with an invasion from outer space. Quite frankly, we would be terrified and will succumb as a civilization to the point of extinction.

Now we are at war with an invisible invader that penetrates the human body and creates pneumonia and a lot of deplorable effects with the high possibility of death.

Confronted with this situation, what I see is a bleak outlook.

On one side there are the people who at their personal risk is fighting fiercely for the health of others: doctors, nurses, assistants, police, firefighters, first responders, etc.

People who donate to charities and institutions involved in the well being of those who are sick and their families. People who effectively develop chains of solidarity, sharing and distributing food, clothes, alcohol gel, masks, etc.

People who take the situation with personal responsibility, keep themselves at home, avoid contact with others, maintain social distance, and if they have to leave their homes and have to deal with other people they cover their faces (nose and mouth) with a scarf, a kerchief or a mask provided they have. Those are the most effective measures to combat the spread of the virus.

I see temples, social clubs and stadiums converted in hospitals. That’s the great response of a society where there are people of good heart.

But regretfully, this pandemic is showing us the other face of de-humanizing people.

It is the face of egoism, trying to take the more they can and leaving empty supermarkets and provision centers, hoarding food, disinfectants, toilet paper, and many other goods.

It is the face of irresponsibility, organizing parties, or going on vacation to places where there wouldn't be social distance, facilitating, therefore, the contagion of the virus and its spread in the population.

It is the face of inefficient and/or corrupt governments, that don’t take initiatives to treat the sick, to prevent the spread of the virus among the population, shutting roads, shutting schools and universities, and prohibiting any kind of show and the running of theaters, movies, and sports activities.

It is the face of miserable companies that exploit the situation to overcharge the price of those resources in need as respirators, masks, and medicines, or the selling of those articles to other countries when they are needed in the country where the company belongs.

There is no unity, there is ignorance, there is no awareness of the danger, apparently, there is no fear to die.

And to complete this picture, there are those charlatans that using social media suggest a combination of substances as efficient remedies, or ask for rituals to avoid the virus.

I really think that this pandemic with the coronavirus shows the best and the worst of human beings.

The challenge is to increase the best, and reduce the worst to its minimal expression.



Milton W. Hourcade
 

EL CORONAVIRUS MUESTRA LO MEJOR Y LO PEOR DE LOS HUMANOS

La humanidad no estaba preparada para la pandemia y para un impacto tan catastrófico como el que estamos sufriendo.

Es por eso que los respiradores y los tapabocas no son suficientes, y una vacuna –dicen los expertos— puede llevar un año o más producirla.

Pero mientras tanto, la pandemia está mostrando cómo la población del planeta como un todo no está preparada para ningún tipo de acontecimiento que ocurra repentinamente y abarque al mundo como un todo.

Imaginemos qué pasaría si tuviésemos que vérnosla con una invasión del espacio exterior. Francamente, estaríamos aterrorizados y sucumbiríamos como civilización al punto de extinción.

Ahora estamos en guerra con un invasor invisible que penetra el cuerpo humano y crea neumonía y una cantidad de efectos deplorables con la alta posibilidad de muerte.

Confrontados con esta situación, lo que veo es un panorama desolador.

Por un lado hay personas que asumiendo un riesgo personal están combatiendo intensamente por la salud de otros: médicos, enfermeros, asistentes, policía, bomberos, primeros en responder, etc.

Personas que donan a caridades e instituciones involucradas en el bienestar de quienes están enfermos y sus familias. Gente que efectivamente desarrolla cadenas de solidaridad, compartiendo y distribuyendo alimentos, vestimenta, gel de alcohol, máscaras tapabocas, etc.

Gente que toma la situación con responsabilidad personal, que se queda en sus hogares, evita contacto con otros, mantiene distancia social, y si tiene que salir de su casa y tratar con otras personas cubre su rostro (nariz y boca) con una bufanda, un pañuelo o una máscara tapabocas si acaso tienen. Esas son las medidas más efectivas para combatir la diseminación del virus.

Veo templos, clubes sociales y estadios convertidos en hospitales. Esa es la gran respuesta de una sociedad donde hay personas de buen corazón.

Pero lamentablemente esta pandemia está mostrando la otra cara de gente des-humanizada.

Es la cara del egoísmo, tratando de llevarse lo que más puedan y dejando vacíos los supermercados y centros de provisión, acumulando alimentos, desinfectantes, papel higiénico y muchos otros artículos.

Es la cara de la irresponsabilidad, organizando reuniones sociales, o yendo de vacaciones a lugares donde no se mantendrá la distancia social, facilitando, por lo tanto, el contagio del virus y su diseminación en la población.

Es la cara de gobiernos ineficientes o corruptos, que no toman iniciativas para tratar a los enfermos, para prevenir el contagio con el virus entre la población, cerrando rutas, cerrando escuelas y universidades, y prohibiendo todo tipo de espectáculo público y actividades deportivas.

Es la cara de empresas miserables que explotan la situación para aumentar el precio de esos recursos necesarios como los respiradores, máscaras y medicamentos o vendiendo esos artículos a otros países cuando se necesitan en el país al cual pertenecen las empresas.

No hay unidad, hay ignorancia, no hay conciencia del peligro, aparentemente no hay miedo a morir.

Y para completar este cuadro, hay esos charlatanes que usando las redes sociales sugieren una combinación de sustancias como remedios suficientes, o apelan a rituales para evitar el virus.

Realmente pienso que esta pandemia del coronavirus muestra lo mejor y lo peor de los humanos.

El desafío es a aumentar lo mejor, y reducir lo peor a su mínima expresión. 







Milton W. Hourcade
Textos protegidos por derechos de autor