Wednesday, September 8, 2021

LA PROBLEMÁTICA DE PASAR DE UN SIGLO A OTRO

 

La longevidad pienso que sigue siendo privilegio de pocos, aunque la ciencia médica ha logrado notoriamente extender el promedio de vida del ser humano.

Pero cuando eso ocurre, no está exento de muchas circunstancias que hacen que uno se dé cuenta que no pertenece a este tiempo; y que para participar activamente ahora, se está obligado por las circunstancias, a revisar un montón de ideas, formas de vivir, conceptos y maneras de entender la vida.

Uno se ve obligado a revisar sus valores y aceptar –aún sin entender totalmente—que han cambiado. Que los seres humanos del Siglo 21 son una diferente clase de especie comparados con los del Siglo 20.

Se visten de manera diferente, Desarrollan una vida diferente. Sus entretenimientos son otros. Sus conductas son notoriamente otras, y la forma en que piensan nos puede hacer sentir totalmente fuera de lugar.

Pero uno está aquí, con todo el derecho de estarlo.

No es justo que uno pueda sentirse un paria en medio de un ambiente totalmente diferente.

Hay una elemental necesidad de adoptar y adaptar.

“No es fácil” puede decirse. Por supuesto que no es fácil, pero si quieres vivir en paz con el mundo que te rodea, tendrás que rever costumbres y hábitos, aceptar los hábitos y la forma de ser de otros, y aún la manera en que piensan.

Ellos no veneran el pasado. Quieren cambiar el presente porque su análisis es profundo, realista y honesto. Y descubren lo hipócrita de las apariencias lindas del pasado, en contraste con la realidad actual. Y esto está directamente relacionado con las posiciones ideológicas y políticas.

Po otro lado, puede parecer que no tienen ética alguna pero la realidad es que ellos valoran la empatía, la solidaridad, el respeto por el ser humano. Son menos moralistas y más tolerantes, porque todos somos humanos y por lo tanto, falibles. No somos un producto acabado y perfecto, y muchas veces tendemos a caer en la arrogancia pensando que somos mejores que otros, sin darnos cuenta de nuestras deficiencias y fallas. Sin percatarnos que nosotros también somos imperfectos.

El nuevo mundo demanda de nosotros humildad.

Demanda que abramos nuestros brazos y abracemos la humanidad tal cual es, y contribuyamos si es posible a disfrutar una relación de paz con otros.

Nosotros nacimos en un mundo sin TV, sin heladeras eléctricas, con discos de 78 RPM, y obteniendo las noticias de la radio y los diarios.

Los aviones eran ruidosos y lentos. Los automóviles no eran aerodinámicos. Los micrófonos no sonaban bien y los parlantes eran grandes y pesados.

Los fotógrafos profesionales necesitaban una cámara de considerables dimensiones y aparatos que provocaban un flash de magnesio que ayudaba a obtener imágenes de una fiesta o reunión.

Para muchos propósitos se usaban caballos.

Las balanzas no eran nada precisas, usándose pesas manejadas manualmente.

Los niños jugaban a las bolitas (cánicas) y al trompo y vestían pantalón corto hasta los catorce o quince años. Y a esa misma edad, las niñas jugaban con muñecas y a la payana.

Los hombres vestían sombreros y fumaban excesivamente.

Los salarios eran insuficientes, y la gente, en general se conformaba con una vida simple.

Estar hoy en un mundo digital, de comunicaciones inmediatas, con satélites, con humanos viviendo en el Espacio, con una gran demanda de talentos, con gente experta en cibernética permanentemente creando dispositivos y una forma diferente de vivir, es una verdadera revolución.

O nos adaptamos a esta revolución, o sucumbimos.

He tomado la no fácil decisión de adaptarme. Después de todo ¡estoy aquí y éste también es mi mundo!

Milton W. Hourcade

  

 

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