Monday, March 7, 2022

EN EL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER: SOBRE HOMBRES Y MUJERES AUTÉNTICOS


Ya lo había visto en otra oportunidad, no es nada original a esta altura, pero hay mujeres que de tanto en tanto, sienten la necesidad de poner en alguna red social una foto compuesta en que tres actores muy conocidos, despliegan sendos carteles diciendo en inglés que "Los hombres auténticos no compran chicas".


Confieso que cuando vi esto pensé de inmediato: díganselo a algunos árabes acostumbrados a comprar sus mujeres para sus harenes. A ofrecer camellos a cambio de rubias por las que se enloquecen.

Sí, los hombres auténticos no compran chicas, pero...las alquilan. Y apuesto a que cualquiera de los tres actores que lucen esos carteles, lo han hecho alguna vez en sus vidas. No más fuera por diversión, por quitarse el estrés de encima, o porque la ocasión se dio para ello en algún club nocturno.
¡Vamos a ser sinceros!

No me gustan la hipocresía ni el cinismo. 

Pero para ser sincero también hay que decir que si un hombre auténtico no compra a una mujer, sino que la enamora --si ella quiere-- y la conquista --si ella lo permite-- y finalmente forman pareja, una chica o mujer auténtica no se vende.

Y hay muchas chicas --girls-- y mujeres --women-- que sí se venden. 

Se venden buscando casarse con alguien en muy buena posición económica que les otorgue lo que ellas llaman "seguridad".

Se venden cuando buscan un empleo en ciertos ámbitos, y saben de antemano que ahí hay que quedar bien con el Presidente, el Director, el Gerente, en fin, el mandamás de la empresa, y algunos "mandamasitos"....si quiere escalar posiciones. 

Se venden cuando casi desnudas, y en contorsiones más propias del acto sexual, no tienen vergüenza alguna en presentarse en espectáculos televisados, y luego todavía, hacen con desparpajo las más "reveladoras confesiones" como las tildan los cagatintas --no puedo llamarles periodistas-- dedicados a comentar "chimentos" del mundo del entretenimiento y la farándula.

Esas son claras y definidas formas de prostituirse, de explotar su cuerpo para sacar --si acaso-- beneficios económicos y fama.

 
Y me permito marcar una diferencia entre esas mujeres, y las que ejercen lo que la ONU desde hace años definió como "trabajadoras sociales del sexo", abarcando tanto a mujeres como a transexuales.

Porque estas otras personas, no se venden ni venden sus vidas. No se disfrazan de "decentes" al criterio cínico de la sociedad que pretende juzgar actitudes y conductas. Asumen el papel social al que han podido llegar, o han querido llegar, y allí honestamente, y públicamente, son lo que son. 

Nadie se puede confundir con ellas y ellas no tienen ninguna intención de confundir a nadie. 

Concuerdo que es lamentable que alguien tenga que traficar con su cuerpo para poder subsistir, o de pronto llevar un nivel de vida digno. 

Y concuerdo que no enaltece al hombre que las busca para pasar un momento, aunque puede ser más que nada un paliativo en medio de ciertas circunstancias.

Pero tengo que decir algo más para el final. 

Hay chicas y mujeres que se venden y se cotizan bien, y llegan a cometer uno de los actos más deleznables que pueda haber: jugar con los sentimientos. 
 
Atrapar a un hombre mintiendo amor, un amor que no tienen y que no sienten, pero que les sirve muy bien a sus mezquinos propósitos. 
 
Es muy triste y a la vez me subleva ver una mujer que se fotografía en una red social, agregando un texto de cargada índole sexual, invitando a ser tocada y saboreada; degradándose a sí misma y perdiendo toda dignidad. 

Las mujeres, desde chicas jóvenes, tienen que entender que no pueden cosificarse. Que no pueden andar provocativamente, porque las consecuencias de ello pueden ser muy lamentables. Acoso, asalto sexual y hasta muerte.
 
Así que digámoslo claro y con justicia:  ¡los hombres auténticos no compran chicas!, pero ¡las chicas auténticas, no se venden!.

Y por supuesto que habemos de esos hombres y hay de esas chicas y esas mujeres. Personas con dignidad de tales.
 
 

 

Tuesday, March 1, 2022

SER HUMANO, ES COMUNICARSE


Como humanos, somos por naturaleza gregarios. Esto es, no podemos vivir aislados ni solos.

Menos podemos aislarnos y rechazar comunicarnos, porque esa es una señal traumática de un serio problema psicológico. 

Somos con otros/as, crecemos con otros/as, la comunicación, el saber del/la otro/otra, el diálogo, nos enriquece mutuamente, nos humaniza, nos hace ser solidarios, gesta en nosotros las ideas que ayudan y los sentimientos que se comparten.

Y eso es sano y es lo que corresponde que hagamos para ser verdaderamente personas. 

Ese proceso de comunicación, de diálogo, nos ayuda a vivir, nos sostiene, nos anima, nos consuela, nos hace sentir lo que vale la relación humana, lo que vale una sincera, leal y honesta amistad.

Ese proceso de comunicación, de intercambio de ideas, gustos, sentimientos, nos hace crecer.

Es pues un proceso positivo y necesario.

Si él no se da, ¡pobre de la persona que lo rechaza o no participa en el mismo! 

Cuando Pútin corta el diálogo con Zelensky, para seguir atacando ferozmente a Ucrania, se niega a ser humano, se niega a crecer. Está mostrando un serio trauma psicológico y está mostrando al mundo su debilidad. 

Pero a su vez, se está decretando crecientemente su aislamiento, su soledad y la condena del mundo.

Arriesgo a decir, que si Pútin sigue inflexible en su actitud y no cambia radicalmente de planes, llegará el momento en que perderá totalmente su poder, en que ya no será el Presidente de Rusia y puede que huya refugiándose en algún lado, para no terminar en una cárcel.

Rusia salió de la esclavitud comunista pero sustituirla por una autocracia no sirve. Rusia necesita vivir en auténtica libertad y democracia. Cuando lo logre, se habrá integrado a la comunidad de países del mundo que se basa en los mismos principios y concitará la admiración internacional.

Diálogo, comunicación, son bases de la paz a todo nivel de relación humana.

Quienes las rechazan no tienen paz consigo mismos/as.

La amargura y la soledad les ganan. Terminan siendo personas tóxicas.

Milton W. Hourcade