Thursday, April 24, 2014

LA DECEPCIÓN MÁS BRUTAL

Amigas, amigos, hoy no voy a hacer literatura alguna. Hoy voy a relatarles algo que he vivido en el correr de la presente jornada.

Algo que cada uno/a de ustedes juzgará por sí mismo/a. Pero ¡por favor! esta vez, como cosa especial, les ruego me hagan llegar sus reacciones, sus comentarios.

Héte aquí que cierta persona con la cual he querido mantener una relación de amistad, es alguien que twittea todos los días, infaltablemente, como lo viene haciendo desde hace años, y con varios tweets al día. Una vez le llegué a contar 40! 

Esta persona, se puso de amiga en Facebook, compartió un par de asuntos personales que dí mi palabra jamás daría a conocer a nadie y la cumplí a cabalidad, quedaron conmigo. 

Pero en esa ocasión, chateando por FB le dije que tenía que comuncarle algunas cosas muy personales y que a esos efectos iba a usar un correo que habíamos usado sólo los dos con cierta frecuencia. Porque la otra dirección a la que podría enviarle mi mensaje, era compartida, y no me interesaba que alguien que no fuese la destinataria llegase a leer lo que yo iba a escribir.   

Me dijo que no, que ella no usaba ya ese correo. Yo argumenté que no había motivo para no usarlo, que estaba abierto y que allí le escribiría. Cosa que hice. Bastaron esas palabras mías para que se borrara de inmediato de Facebook y así terminara una opción de comunicación a través del chat.

Quedaba aún Twitter, donde además de intercambiar cosas que se publican, también se puede chatear. Deliberadamente, me bloqueó el acceso no pudiendo ser su seguidor.

Esa forma de proceder culminó en el día de hoy.

Luego de estar por cuatro días ausente de Twitter (cosa totalmente desacostumbrada) me empecé seriamente a precupar. Me decía a mi mismo "algo le ha pasado". Entonces decidí escribirle al correo compartido, esta carta, enviada ayer Abril 23, a las 7:35PM.

(el nombre de la destinataria)

Me dirás tal vez que soy "alarmista" pero estoy seriamente preocupado por ti. Tu ausencia prolongada en Twitter yo creo que nunca pasó.
Tu foto algo tétrica, si bien estás sonriente y un texto : "Siendo lo más feliz que puedo..."  deja asomar la duda de que hay algo que te impide ser más feliz, no sé, no quiero imaginar absolutamente nada, pero querría tener la certeza de que estás bien, de que nada malo ha ocurrido en tu familia, ni directamente contigo, y que la no aparición en Twitter es circunstancial y se debe a causas banales.
Por sobre todo me importa saber que nada malo te ha ocurrido. Pero, te pido también, que si algo te pasó, lo que fuere, por favor no tengas reparo en decírmelo. Sabes que puedes confiar en mi, y que si necesitas algo de mi puedes contar conmigo.
Te digo esto a derechas.  Ni se te ocurra pensar que si me dices algo te comprometes o cosa semejante, ¡por favor!
Aquí estoy como tu leal y sincero amigo, en las buenas y especialmente en las malas.
Aguardo pues, que me escribas.

Un abrazo,  


A esta carta --y ella es una persona que se duerme muy tarde, generalmente pasada la 1AM-- le siguió sin embargo un silencio sepulcral.

Más preocupado aún, hoy 24, a las 10:45AM le envío este mensaje por Whatapp:

Pena que no me contestes. Quiero saber si estás bien. Cualquier cosa cuenta conmigo. Favor comunícate!

El silencio continuó, y francamente no me parecía correcto ante mi preocupación. 
A las 12:33, --casi dos horas más tarde-- le escribí nuevamente por Whatsapp:

¿Sabes? Tu silencio es rayano con la falta de respeto. No te hace ningún favor y yo ¡no me lo merezco!
  
Y entonces, frente a mi genuino interés en saber qué le acontecía, si estaba bien, si necesitaba algo, realmente angustiado por lo que hubiera podido determinar su ausencia de algo que es cotidiano en ella, me envía esta contestación, cuya calificación la dejo al buen criterio de ustedes:

Tu insistencia es una falta de respeto! Estoy ocupada.
Una cosa es que mandes un saludo, otra muy distinta es que exijas atención.
Si me sigues molestando tendré que clausurar esta y todas las vías de comunicación. 

Cae el telón.

Les pido me hagan saber qué piensan. Si esa contestación era la que merecía mi genuino interés en saber cómo estaba esta pesona, si accidentada, enferma, con luto en la familia, o despedida de su empleo. Las tantas cosas tristes que pueden a veces ocurrir.

Al parecer nada de eso ocurrió. Pero ¿es esa la contestación que correspondia darme?

Ustedes tienen la palabra. Desde ya gracias por vuestros comentarios.
Háganmelos llegar a enigma0458@gmail.com

Entre tanto, a todos mis amigos y amigas, a quienes son realmente tales, quienes me conocen bien y saben cómo soy, quienes realmente me quieren, les digo: tengo paz, serenidad y calma en mi corazón. Estoy bien. Mi fe me fortalece.


enigma 
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