Saturday, October 19, 2019

SI DEJO HABLAR A MI CORAZÓN...

Este texto lo escribí en Julio 21 de 2015. Tal vez por encontrarme en circunstancias similares, lo reproduzco ahora.

¡Hay tantas cosas que se anidan en mi corazón, en ese lugar en que guardamos nuestros sentimientos!. 

La sorpresa grata de encontrar lo que momentáneamente se me extravió.

La mirada dulce de un infante.

El diálogo silente con un perro.

El vecino que saluda calurosamente y que se pone a disposición para ayudarme en algo.

La amiga que viene y me acompaña para preparar mi mudanza y mantener la casa en condiciones de ser mostrada a quienes puedan comprarla.[esto no se da ahora].
La comida que elaboré y me salió bien, mereciendo los plácemes de mis comensales.
El aparato que pude arreglar, la instalación que pude culminar.
Los viajes hechos y los que haré.
Los poemas que han brotado de mi más profundo sentir.
Esa especie de intangible caricia que significa tener muchos amigos y amigas.
El reposo luego de la fatiga.
Saber que un domingo soleado es mi día predilecto.
Poder contar con mis fuerzas físicas, con mi destreza, con mi salud, y con la voluntad firme de encarar proyectos y hacer cosas. 
El gusto por expresarme, compartir, escribir, leer, pintar cuadros, escuchar buena música, y reír ante un buen chiste.
Mi gusto por la belleza.
El placer de ver una buena película.
La satisfacción de aprender siempre algo nuevo; de escuchar a un orador de fuste; de coincidir en cuestiones de política o de ideas.
El placer de investigar y llegar a la verdad, y a la vez de difundirla.
El poseer un criterio independiente donde no me dejo manipular ni moldear por otros.
El ser capaz de amar intensamente, confiar totalmente, compartir íntegramente.
La dicha inconmensurable de poder ser amado de verdad, sinceramente, honestamente, permanentemente, si ello ocurre.
El encuentro con maravillosos seres humanos que trascienden lo común, que son verdaderamente especiales, en su manera de pensar, sentir, proceder, acompañar, vivir, trabajar, responder, y sobre todo, en una unión de almas que es única, fuera de serie, algo elevado, excelso. 
El tener una voluntad de hierro, una persistencia excepcional, un propósito de ver realizados los proyectos y no abandonarlos hasta concluirlos. 
El tener una gran sensibilidad, capaz de sacudir todo mi ser, de hacerme romper en lágrimas, de alegría o de dolor, lo que yo llamo ternura.
El disfrutar de una masculinidad que no agrede ni se vale usando al otro sexo, sino que le ve como el complemento necesario e indispensable con el cual se hace realidad lo humano total. 
El considerar y respetar a la mujer, abogar por sus legítimos derechos, defenderle de atropellos e injusticias, y aprender mucho de ella.
El tener un sentido de justicia social, de defensa de lo soberano, de amor por la libertad y la democracia sin excepciones, y por tanto de oponerme a toda forma de tiranía no importa su signo ideológico, porque no es justo ningún régimen que so-pretexto de un bienestar económico-social sacrifique la libertad individual y colectiva, atropelle contra la constitución o pergeñe una a su gusto, cercene o cancele la libre expresión, o viole la separación de poderes de un estado para convertirse en centro omnímodo de todo cuanto suceda.
Y por sobre todo, amar al ser humano como tal, y reconocer que formo parte y estoy integrado en una relación inseparable con el Ser en Sí, del cual dependo y por el cual soy.


Milton W. Hourcade
Textos protegidos por derechos de autor

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