Saturday, October 26, 2019

APERTURA Y SECRETISMO


Cuando se utilizan las llamadas “redes sociales” pienso que el secretismo es una antítesis de la existencia de las mismas, y que –por tanto—no corresponde.

Si alguien se expresa por cualesquiera de esas redes, pero sólo lo limita a un reducido número de asociados o adláteres, negando la posibilidad al resto de los mortales de beneficiarse o al menos curiosear su página web, sus aportes en Facebook, en Pinterest, en Instagram, o en Twitter, pierde su tiempo, llega a muy pocos, no se beneficia del “feedback” que puede tener, y esencialmente utiliza mal esos formidables medios de comunicación.

Pero, lamentablemente, hay personas que aman el secretismo. El compartir sus pensamientos, sentimientos o inclinaciones con un reducido número de personas, porque saben que si se exponen a que todos sepan cómo opinan o cómo piensan, es probable que tengan reacciones o comentarios que les sean desfavorables.

Se trata –se me ocurre—de gente acomplejada, que vive del misterio, del ocultamiento, del jugar a las escondidas. Gente esencialmente miedosa. Y se sabe que el miedo no es racional, aunque en circunstancias determinadas (por ejemplo, el avance del crimen) hay razones sobradas para temer.

Son personas que prácticamente no tienen amistades, amistades firmes, permanentes, en número significativo. La excusa puede ser no tener tiempo, pero en el fondo, no quieren que se sepa ni cómo viven, ni cuál es su familia, ni cuáles son sus gustos, cuáles sus problemas, cuáles sus dudas, etc.

Personalmente, utilizo las redes sociales y los medios de comunicación como corresponde, como merecen ser utilizados porque para eso están.

El ejemplo más claro es este blog.

Tengo 4 direcciones de correo electrónico. Tengo este blog que está abierto a todos para comentarlo, aportar ideas, sugerir temas, etc.

Tengo mi periódica contribución en YouTube, que he titulado “Compartiendo en Video”, y que cada quien que lo desee y le interese puede ver, porque ahí trato los temas que importan.

Tengo dos direcciones en Twitter, y también aporto para Pinterest.
Ninguno de esos aportes está cerrado a nadie. Cualquier persona los puede ver, compartir, discutir, comentar.

Así entiendo se tejen amistades, así se es gregario (que es la esencia del ser humano), así se intercambian ideas, puntos de vista, gustos, visitas, paseos, viajes, etc. 

Operar bajo el precepto del secretismo es deliberadamente cerrarse a todo eso, y resulta mezquino, o de última, cobarde y malintencionado inclusive.  
Digo malintencionado porque se tiene el propósito definido de hacer que otros no sepan, no se enteren, no puedan comentar, dar un “like”, una sonrisa, o un dedito para abajo.

Usar correctamente las redes sociales implica exponerse y ejercer el uso de esos medios con un acendrado espíritu de apertura.

Así debe ser. 

Quien en cambio opera bajo la égida del secretismo, se traiciona a sí mismo/a, y está despreciando a todos los demás.


Milton W. Hourcade
Textos protegidos por derechos de autor



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