Hay tiempos y tiempos. Tiempos felices en los cuales olvidamos todas las cosas trágicas o tristes y celebramos la vida, bebemos, bailamos, y cantamos con los amigos.
Pero hay otros tiempos, y el presente es uno de ellos, en el cual excepcionalmente nos encontramos en medio de una pandemia. La terrible existencia de un virus que ya ha afectado a millones de personas en todo el planeta y continuamos contando a los enfermos y los muertos…
Y el profeta dice que quienes son duros de corazón están “lejos de la justicia”, porque no hacen lo justo.
¿Qué clase de persona eres? ¿Eres no sólo consciente de la pandemia y sus efectos pero aún más, eres capaz de mostrar empatía y solidaridad con personas que están sufriendo, personas aisladas, personas que han estado por muchos meses en continua cuarentena?
¿Te es posible o no superar diferencias y malentendidos y mostrar sensibilidad y afecto por alguien que está manteniendo todo el cuidado posible para evitar ser una víctima del virus?
En resumen: si –por ejemplo—tú demandas de los políticos de tu país tener misericordia por los pobres, pero tú no tienes misericordia por personas que conoces, ¿qué clase de corazón tienes?
Si le dices a alguien “vive de acuerdo a tus principios” pero tú eres incapaz de poner tus principios en acción en un tiempo como este, ¿qué clase de persona eres?
Explora tu corazón y date cuenta si eres capaz de ser sensible o no. Si sólo piensas en ti y nada más te preocupa; si puedes olvidar y lanzar al olvido a alguien que conoces muy bien, o si en estos tiempos muy especiales y riesgosos, eres capaz al menos de mostrar un elemental sentido de solidaridad. Porque eso es lo que se espera de ti; porque esa es la confianza depositada en ti.
¿Serías capaz de honrar esa confianza, o prefieres estar “lejos de la justicia”?
Milton W. Hourcade
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