Monday, June 26, 2023

VIVIR ES UNA AVENTURA


 Cuando vivimos estamos permanentemente apostando al mañana, hacia el futuro. Damos por sentado que continuaremos existiendo. Hacemos planes.

No obsantante, el futuro es incierto. Lo que puede depararnos no lo podemos conocer de antemano. Pero confiamos que lo habrá y lo viviremos.

De pronto, un accidente, una enfermedad propia o de un familiar, un deceso, troncha por completo nuestros planes, y nos enfrentamos a una relidad diferente, no soñada, querida ni esperada.

Y no podemos soslayarla. Estamos inmersos en ella y debemos asimilarla. Se transforma en nuestro presente.

A mi me ha tocado vivir presentes no queridos ni esperados: me tocó vivir en medio de una violencia social inaudita en Uruguay, cuando la guerrilla digitada desde Cuba llevó al país a una guerra interna jamás imaginada. 

La ideologización calenturienta de unos pocos gestó una tragedia nacional que todo el país sufrió, menos ellos que estaban quriéndola y la buscaron con ganas.

Claro, cuando perdieron, cuando fueron derrotados, mordieron la derrota con rabia, y se juraron vengarse. Y lo han hecho, y lo siguen haciendo hasta ahora, bajo una cosa absurda llamada "Memoria". 

Una memoria sesgada, una versión falsa de la realidad, de la cual siguen viviendo y explotando, mientras le sacan provecho económico.

Quienes sufrimos fuimos los ciudadanos que no teníamos nada que ver con esa "lucha", y que estábamos en medio de dos fuegos, viviendo cada día con la zozobra de no saber si no sería el último.

Eso pasé, y eso no atormenta mi mente y prefiero dejarlo sanamente en el rincón de recuerdos en los cuales más vale ni pensar. ¿Para qué?, ¿qué sentido tiene, después de todo? Pasó, fue. Que no vuelva nunca más. 

También me tocó estar 11 meses desempleado. Una experiencia única que nunca imaginé que tendría que vivir. Y sin embargo así fue. 

Once meses saliendo cada mañana con un diario bajo el brazo, buscando direcciones de lugares que ofrecían empleo, para encontrar que  había lugares inexistentes a pesar de lo cual se anunciaban y más de una vez. 

Recuerdo la frustración enorme que sentíamos quienes estábamos en esa búsqueda, porque casi a diario nos volvíamos a encontrar en algún lugar y comentar que no existía, o la dirección estaba equivocada.

Y otra situación totalmente inesperada fue cuando mi esposa vino de hacerse una biopsia y me dijo que tenía un cáncer muy agresivo. Dios sabe cuánto lloré y cómo toda mi disposición fue la de estar junto a ella hasta el último hálito de su existencia. 

Y eso lo cumplí a cabalidad. 

Sólo la fuerza de voluntad, su ganas de vivir, hicieron que pese a la grave enfermedad, continuase existiendo más allá de lo esperable, según me lo confiara su oncóloga. 

Y no fue una existencia pasiva, sino ya en un tiempo final. Porque desde el diagnóstico, pasando por sus tratamientos con quimioterapia y radiación, ella siguió trabajando, a pesar de tres internaciones en hospital.

Tremenda ganas y fuerzas de vivir. 

Me sorprendí a mi mismo haciendo cosas que ni hubiera imaginado. La nurse que periódicamente venía a casa, me felicitaba por cuanto hacía. 

Después que toda esa tormenta pasó. Cuando quedé irremisiblemente solo, aparentemente una mujer se enamoró perdidamente de mi. 

En ese momento era hermosa, suave, dulce, compañera. Me hizo inmensamente feliz. Aquel romance fue algo muchas veces soñado por mi, que se había hecho realidad.

Claro que hubo una situación complicada por su lado, lo cual no le impidió buscarme y enamorarme.

Pero luego de hacerme suyo por casi tres años, de golpe, invocando esa situación personal,  la plantea como algo ineludible y determinante de que nuestra relación termine. 

Y quedé solo. Sin poder sobrellevar su ausencia.

Añorando las cosas hermosas vividas, y viviendo la decepción y la angustia de que no formasen más parte de mi ser.

Una etapa que me costó superar, pero que ha quedado atrás.

Vaya si son cosas tremendas las que a uno le pueden ocurrir. Esas no imaginadas, queridas ni planeadas. Por eso vivir es una aventura.

Pero también, cuando perdí un empleo, busqué hasta encontrar una posibilidad, y mediante un exigente concurso la gané, y volví a estar dignamente ocupado.

Y cuando estuve allí unos años, precisamente por mi labor de informativista, me enteré de una posibilidad casi quimérica. Pero no me arredré. Entendí que estaba capacitado para animarme y me presenté a otro concurso, más exigente que el primero. 

Resultado: dejar Uruguay para ir a vivir a Estados Unidos, haciendo periodismo radial. El que comencé con éxito en CX-14 "El Espectador", el que me llevó luego a conducir aquel programa nocturno que muchos recordarán, titulado "Siglo XXI", cuando aún estábamos en el Siglo XX. Una tarea radial con visión prospectiva, que iba de lunes a viernes, de 22 a 0 hora, por "Radiocolor Panamericana". 

Una experiencia inolvidable y estupenda, que se la debo a un gran amigo de años, un periodista con mayúscula: Horacio Mayer.

Y cuando resulté triunfador para ocupar una de las 4 vacantes de periodista radial internacional en la Voz de América, cargo al que se habían presentado y dado prueba 260 periodistas de toda América Latina, comencé una experiencia única, valiosísima y muy provechosa del punto de vista profesional.

Se abrieron puertas inesperadas, y fue un gusto enorme trabajar con colegas muy capacitados y de calidad: el uruguayo Roland Massa Ferreira, el argentino Oscar Underwood, el chileno Andrés Moreno, el cubano Oscar Miñoso, y el panameño Ramón Levy. 

Y cómo no tener presente el compañerismo y el afecto de colegas como la ecuatoriana Betty Endara, la colombiana Zulima Palacio, la Puertorriqueña Ana Delma Ramírez, la venezolana Sylvia Popoli y la Boliviana Mercedes Antezana. 

Ya jubilado, no habiendo aún vacuna disponible para mayores de 70 años (hasta que la hubo) debí cuidarme para no contraer el virus del COVID. ¡Y lo logré! 

Fue pasar otra situación inesperada. Por momentos con cierta zozobra e incertidumbre, pero apostando con fe a continuar existiendo. 

Y cuando llegó la ansiada vacuna, tuve sucesivamente en el tiempo 4 dosis. Así viajé internacionalmente. 

Uno puede trazarse planes, proyectos, gustos a darse. Pero la vida nos va llevando, nos da sorpresas buenas y de las otras. 

Ciertamente que a través de todas ellas, vamos madurando, creciendo como seres humanos, y teniendo experiencias únicas que podemos volcarlas en beneficio de otros.

En medio de todas esas vicisitudes, nunca le fallé a la decisión que tomé en 1958, de dedicarme a investigar y estudiar los Fenómenos Aéreos Inusuales, como elegí llamarles. 

Y como ustedes saben, continúo en ello.

Porque vivir, ¡es una aventura! 

Milton W. Hourcade



 



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