Monday, January 13, 2014

APRENDIENDO DE LOS ERRORES

Recién hemos empezado el nuevo año, y es bueno echar una mirada retrospectiva a lo que vivimos en 2013, para no cometer los mismos errores del pasado.


Porque esos errores pueden habernos acarreado disgustos, tristeza, desazón, y pérdidas que no hubiésemos deseado nunca.


Que cada quien se pregunte con feroz sinceridad por cada  uno de los suyos.


Voy pues a compartir algo muy importante: la discreción.

Es perfectamente entendible que si uno tiene gozo en el corazón, que si uno exulta de alegría, de alguna manera la exprese.


Es natural que uno no se aguante con esa alegría dentro sin exteriorizarla de alguna manera.


 Sucede  como lo canta Vicente Fernández en “Niña Hechicera”: Yo te pido me perdones si emocionado el silencio rompo.....te pido me perdones si enamorado al mundo le cuento....


Pero, si uno se enamora de una mujer y ésta pide –o por su situación personal—demanda discreción, la misma debe ser absoluta. El hermetismo respecto de la relación tiene que ser total, y no tener ni la más mínima fisura.


Comentar con amistades lo feliz que se está, la hermosura de ella, o su simpatía, o lo que sea, a la postre puede arruinarlo todo. 


De modo que si uno quiere afirmar sólidamente una relación, debe guardar total silencio sobre la misma, ante todos y para todos.


 enigma
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