Wednesday, June 25, 2014

HACIENDO FELICES A OTROS


"Dando, se recibe" dice la estrofa de una canción, basada en una oración de San Francisco de Asís.

La existencia, amigos, esto que llamamos vida, tiene muchas alternativas. Verdaderamente es un drama, con momentos muy alegres, felicísimos, y otros, de terrible tristeza, desgracia y desolación.

De corazones enteros, y de corazones partidos a la mitad. De luchas con otros, y de luchas interiores.

Sí, existir no es facil. Demanda a veces demasiado de nosotros mismos. Al punto que a veces se nos produce un quebranto, uno que afecta nuestra propia salud.

Y hay que salir de eso cuanto antes, y emerger más fortalecido que nunca.

Con todo eso a consideración, creo que una de las tareas más hermosas que podemos emprender en nuestra existencia, es procurar la felicidad de otros.

No importa si les conocemos o no. No importa si son amigos/as, o no. 
Claro está que si se trata de personas a quienes nos une una sincera, leal y verdadera amistad, con más razón procuraremos hacerles felices, brindarles lo mejor que tenemos, hacer que se sientan plenos/as. 

Y el estupendo fenómeno que ocurre, es que cuando llevamos adelante iniciativas, tareas, propuestas, proyectos, y hacemos realidad cosas que hacen feliz a la otra persona o grupo de personas, nosotros dándonos en procura de esa feliciad, somos también felices. Tenemos una enorme recompensa. 

Obtenemos de la otra persona el reconocimiento a lo hecho. No para jactarnos, vanagloriarnos, o sentirnos superiores. En absoluto. Estamos para servir y no ser servidos. Pero sirviendo, resulta que ello se revierte con creces en nosotros.

Primero que nada, porque aumentamos la cuota de humanidad o el proceso de humanización en nosotros mismos.  Porque estamos más abiertos a entender, a comprender, a perdonar, a restituir, a enmendar, a construir, a lograr la armonía y la paz.

En segundo lugar, porque --como lo digo al principio-- "dando, se recibe".

Es pues al darnos a nosotros mismos, en procura de la felicidad de otros, que encontramos nuestra propia felicidad. 

Y con ello nuestra vida se enriquece, nos sentimos realizados, nos sentimos bien con nosotros mismos, hallamos una razón de ser, es después de todo, un ejercicio saludable.

Y a veces es tan facil sentirnos asi. Nos basta una sonrisa a alguien, realizar un acto de cortesía, o --en términos más complejos-- hacer una gestión en favor de alguien, solucionar un problema, abogar por los derechos de otros. Las opciones son múltiples, y están todas a nuestro alcance.Viabilicémoslas, hagámoslas realidad. 

Al proveer  felicidad se es feliz uno mismo.


enigma
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