Friday, November 18, 2016

CONSCIENCIA, IMAGINACIÓN Y REALIDAD

Tal vez todo tiene que comenzar por un "yo soy", o sea la autoconsciencia de que se es, y en relación a que se es, está todo cuanto es con nosotros, a todo nivel de la naturaleza.

Esa autoconsciencia nos convence de que no somos mera materia, surgida al azar y sin sentido. Por el contrario, la inteligencia de que estamos dotados nos persuade de nuestra existencia, de nuestras capacidades y limitaciones, de la calidad de relacionamiento con todo nuestro entorno y con los otros seres. 

La inteligencia nos convence de que somos un mecanismo cuasi perfecto, imposible de crear por nosotros mismos con toda la complejidad de que estamos formados. Es esa misma inteligencia la que nos lleva a darnos cuenta de que por sobre y más allá de nosotros hay un interrelacionamiento nuestro con todo cuanto existe, y que dentro de ello se advierte y descubre un orden, un propósito, un sentido, y una "mente" superior, una inteligencia que lo permea todo, que está detrás de todo, que nos incluye y excede a la vez. 

No importa cómo le llamemos a esa "mente", lo que cuenta es que nos demos cuenta que encajamos dentro de un inconmensurable proyecto en que tenemos un papel que desempeñar, aunque ese papel no esté totalmente explicitado. Pero, se nos ha dado una "hoja de ruta" para desempeñarlo de la mejor manera posible. Está en nosotros aceptar esa "hoja de ruta" o hacerla a un lado. Esa "hoja de ruta" implica responsabilidad, son inherentes a ella la ética y también la estética.

Cuando esa toma de consciencia no se realiza, existimos, pero no somos en forma completa y con todo nuestro potencial.

Se diría que tenemos la forma humana, lo material de lo humano, pero nos falta llenarlo con lo que más nos distingue de todo. 

Cuanto existe, lo que solemos llamar la realidad, el mundo material y concreto que percibimos por los sentidos, no es sino una parte, --y tal vez la menos importante-- de un todo que se percibe de otras maneras, y donde la mente desempeña un papel fundamental.

Hay quienes científicamente sostienen que existe una especie de matriz, imperceptible a los sentidos, y que esa es realmente la realidad. Que la materia es en cierta medida una  apariencia que nos llega a confundir, pero no lo esencial. El genio que era Platón, discurría acerca del "mundo de las ideas". 

La realidad pues, seria algo mucho más complejo, más intrincado para nosotros de resolver. Pero, otra vez, cuando los científicos desarrollan altas matemáticas y sus fórmulas
revelan y esclarecen una verdad inserta en la naturaleza, es allí donde tenemos un atisbo de lo fundamental. Hay una inteligencia que está  presente y subyace tras todo cuanto existe. La verdadera realidad, está estructurada conforme a esa inteligencia, y halla en las matemáticas la expresión conceta y perfecta.

Gracias a estar dotados de mente, que en escala infinitamente menor se asemeja a la gran mente, es que podemos percibir y llegar a darnos cuenta de cosas que nos ocurren, más allá de nuestra voluntad, deseos, proyectos o planes. 

Es el dictado de palabras que de repente hacen presa de nosotros y nos inspiran un poema. Yo conozco personamente esa experiencia. Y me halagó encontrar que el gran poeta mexicano Jaime Sabines la describe estupendamente al decir de su propia experiencia: "En varias ocasiones me ha tocado descubrir que el poema no ha sido construido, no ha sido elaborado, sino entregado gratuitamente ¿no?. Casi siempre salen las palabras a flor de piel..."

Y así como se recibe la inspiración para un poema que nos fluye dentro, que nos es dictado y simplemente escribimos, así ocurre con ciertos textos, y también cuando ponemos en funcionamiento la imaginación, y pergeñamos situaciones.


Vale la pena preguntarse cuánto de lo que imaginamos no lo conformamos como realidad a venir, a ocurrir en un futuro cercano. Cuánto de eso que ocurre no es fruto inicial de nuestra imaginación. E imaginar no es sólo pensar fríamente algo. Es sobre todo sentir intensamente. Querer con toda nuestra fuerza que algo ocurra. No determinaremos los detalles, ni el cuándo, pero pondremos en funcionamiento un mecanismo que dará un resultado, no quizás exactamente igual, pero muy cercano a lo imaginado, y tal vez, superior a lo esperado.

Después de todo, el político imagina un país, el director técnico de un cuadro deportivo cómo será un partido a jugar, el escritor cómo será su obra, el pintor cómo lucirá su cuadro, el escultor su estatua, y el músico su composición.  Antes de plasmarse en realidades, están en la la inspiración que llega, la mente que imagina, la voluntad puesta en marcha y el ser todo de cada quien. 

La realidad pues, es producto de lo que no nos pertenece ni manejamos. No decidimos el cuándo ni el cómo de la naturaleza. Nos viene dada. 

Pero usando toda la capacidad de nuestro ser, que principia por captar como una antena aquello que nos es transmitido, y que luego podemos traducir en hechos concretos, somos también creadores de realidades. Somos por tanto partícipes a nuestra escala, de una realidad creadora trascendente y superior. 

A nuestro nivel, también creamos. La tecnología y todo lo que ella produce, y cuanta cosa artificial nos rodea, es todo producto de la creación humana.  Es la última etapa, la visible, la captable, la material. 

Pero así como ésta sería imposible que existiera si no mediamos nosotros como creadores, así es imposible nuestra existencia si no media un creador. 

Tomar consciencia de quienes somos y de cómo formamos parte de la naturaleza toda, no sólo nos impone un concepto holístico sino que nos lleva irremisiblemente a la causa primera, a la gran consciencia, que está antes que todo, pero que necesita de la energía para manifestarse. Siendo que --pienso-- la materia es una expresión de energia condensada y conformada de cierta manera.

Entonces, tenemos estos tres factores: consciencia, imaginación y realidad. Pero de los tres, el más importante es la consciencia. 

Espero que estas reflexiones les ayuden a cada uno de ustedes a tener un concepto más elevado y cabal de quiénes son, y de para qué existen. 

Ya he escrito dos veces públicamente, que mirando a la humanidad actual, lo que está haciendo urgente falta es ternura. ¿Y qué significa esto en términos concretos? Valorar al otro como a uno mismo. Tener y sentir empatía. Desarrollar el amor. 

   
enigma
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