1. Estado de grata satisfacción espiritual y física.
2. Persona, situación, objeto o conjunto de ellos que contribuyen a hacer feliz.
3. Ausencia de inconvenientes o tropiezos.
No es que yo le adjudique particular autoridad a la RAE pero con esta definición no tengo objeciones que formular.
Analizándola someramente, lo fundamental es que la felicidad es un estado emocional. Ello claramente está enunciado en el numeral 1.
Ese estado emocional, se deriva de realidades como las mencionadas en los numerales 2 y 3.
Lo inicial a señalar es que se habla de satisfacción espiritual y física. Recalco ese orden, que me parece correcto. Y a su vez me parece bien que se incluya la satisfacción física. Ambas cosas tienen que ir unidas. No son antagónicas, sino totalmente complementarias.
Si sólo considerásemos la felicidad como derivada de una satisfacción espiritual, estaríamos erróneamente olvidando que tenemos un cuerpo.
La felicidad también es provista por la satisfacción física y ¡vaya si ésta es importante!
La segunda disquisición acerca de la felicidad, es si es un estado de ánimo permanente, que sobrepasa y permea cualquier otra situación, aún si la misma es adversa, o es un estado de ánimo circunscripto a un momento dado, o a momentos, y no algo permanente.
Tal vez aquí entren a tener vigencia los verbos ser y estar y sus diferencias. En otras palabras, una cosa es ser feliz, y otra es estar feliz.
Estar feliz parece más referirse a una circunstancia, a algo momentáneo, puntual. Ser feliz en cambio, puede atribuirse a una situación que es permanente, que sin importar las circunstancias, no cambia en lo esencial.
Es interesante que la propia RAE efectuó un cambio conceptual muy importante respecto a su definición de la felicidad. La que tuvo por tiempo decía: "Estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien."
O sea que la felicidad estaría referida a cosas que se poseen. Un criterio materialista y por demás errado, desde mi punto de vista.
Considero que la felicidad no depende de las cosas materiales, de lo que se posee. Eso implica un reduccionismo mental grave.
Afortunadamente no son las cosas las que nos proveen felicidad. Pueden darnos facilidades para hacer otras, pueden proveernos confort, comodidad. Pero si dependemos de las cosas que poseemos para ser felices, realmente somos unos desgraciados.
No son los bienes materiales, sino un sentido de plenitud espiritual, de paz interior, de armonía, de sapiencia sobre lo trascendental, de superar barreras y tabúes, de avanzar en lo que tenemos de humanos, y por sobre todo, de amar, lo que verdaderamente nos provee felicidad.
Encontramos la felicidad en nuestro relacionamiento con otras personas, en poder vivir situaciones hermosas, y todo ello va mucho más allá de lo que se pueda o no poseer.
Es importante estar felices, pero esos estados de felicidad sólo son peldaños de una escalera que nos tiene que llevar a ser felices. O sea, a pasar de lo circunstancial, a lo permanente.
Es muy bueno y positivo estar feliz, tener motivos de felicidad. Pero mucho mejor aún es llegar a ser feliz, y para ello, --según mi experiencia-- hay un solo factor primordial: amar y ser amado.
enigma
Textos protegidos por derechos de autor
En YouTube, presento COMPARTIENDO en VIDEO. Esta semana: "Al árbol se le conoce por sus frutos" Ver:
https://youtu.be/1PaSSxsfv-w
No comments:
Post a Comment