Friday, November 4, 2011

La angustia de la soledad...

Ojalá nunca estés solo/a, porque el día que lo estuvieras entenderías lo que vale estar acompañado.

Yo viví y crecí siempre acompañado. De soltero con mis padres, hasta que me casé. De casado con mi esposa, por 39 años, hasta que falleció. Y ahí...el vacío...el silencio...las horas donde sólo las paredes y los muebles de la casa me acompañan...el tic-tac del reloj parace hablarme, y rompo yo mismo el silencio, en monólogos que son como plegarias al cielo.

La música...ah! la música, ese lenguaje universal, llena mis momentos de remanso, y atenúa la verdadera angustia de quedar solo...prácticamente absolutamente solo...unos colegas por ahí, una
amiga por acá...y nadie más. Otros amigos se fueron de esta vida, o a otros lugares. En Florida, en Utah...lejos.

Mi propia pequeña familia, está a 4 horas de viaje en avión. Lejos también.

La soledad es traumática. La soledad genera angustia. La soledad puede desquiciarnos, y es sólo este rincón donde comparto mis pensamientos y mi sentir, y son los amigos y las amigas en el exterior, quienes me sostienen, me alientan.

También es cierto, que tengo mis causas por las cuales mantener una actividad que ocupa mi mente y que me lleva a escribir un libro, o a establecer y mantener importantes contactos internacionales.

Y también el amor... cuando le hubo, fue realmente el centro de una revitalización, de un revolucionar mi cuadro existencial, para volverme hacia otros, para volcarme totalmente hacia ellos, para estar dispuesto a dar hasta mi última gota de sangre....

Pero lamentablemente, circunstancias fuera de mi control, lo tornaron imposible...y entonces la soledad volvió como esperándome a la vuelta de la esquina, sombra siniestra más propia de una película de terror o de Halloween, que de la realidad.

Claro que ya conozco a esta soledad, que le he ido tomando la mano, que no le permito que me domine y menos que me doblegue. Que cada vez afirmo más mi ser, quien soy, lo qué quiero, y hacia dónde voy, o pretendo ir.

Me propuse que 2011 fuese un año de definición, y lo ha sido. No como yo la quería, la ansiaba, la soñaba y suspiraba por ella al inicio del año. No. Fue una definición distinta, marcada por un signo de menos y no de más. Una defnición por ausencia que no por presencia. Una definición por un futuro que no habrá de ser. Pero definición al fin.

Sé dónde estoy parado, sé lo que puedo esperar, y si 2011 era un año de definición, 2012 será --como también lo tenía planeado-- un año de concresión. Las cosas se concretarán --así lo espero-- de alguna manera. No puedo aún saber cómo ni cual. Pero se concretarán. Tal vez la concresión sea muy diferente de la que yo consideraba al inicio de 2011.

Pero será una concresión al fin, y pondrá también entonces fin a mi soledad.

La gente que tiene la dicha de estar acompañada, que tiene familia consigo, que tiene amigos a mano, puede sentirse plena. Y aunque de pronto haya cosas que no gusten, y se soporten, y se sobrelleven, sin embargo, y después de todo, esa gente no está sola.

El ser humano, por naturaleza es un ser gregario. Necesita encontrarse y convivir con sus pares, con quienes tiene una relación armónica por sentimientos mutuos, o intereses mutuos. Cuando falta eso en el entorno, es cuando todo se vuelve dificil.

Yo he estado en esto, y espero salir de esto.



enigma

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