Tuesday, November 29, 2011

Serie: Mis Amigas (1) MARÍA JUDITH


Comienzo una serie especial en mi blog. Va a ser breve, no tengo tantas amigas.

Tengo gente conocida, con la que me trato, personalmente o por internet, y que convencionalmente uno puede llamar “amiga”, o bien que está en camino de llegar a serlo.

Pero aquí me voy a referir a mis amigas-amigas, a quienes conozco desde hace años, con quienes me he tratado personalmente y por Internet por largo tiempo, amigas a las cuales por razones diferentes, me unen sentimientos importantes, cariño, respeto, admiración. Algunas de ellas son como parte de una familia extendida.

Y hoy comienzo por María Judith, a quien todos sus amigos la conocemos por su sobrenombre: “Toti”.

Alguna otra amiga se preguntará: ¿y por qué comienzas por ella siendo que nosotros llevamos más años de amigos?, simplemente porque ella está acá, en Virginia. El orden de aparición no tiene absolutamente nada que ver con la cantidad de años que llevamos de amistad, o una categorización de la misma. Que esto quede claro desde el principio.

Yo llegué a saber de la existencia de Toti, a través de un gran y entrañable amigo, uruguayo, periodista, lamentablemente fallecido hace unos años.

Y a partir de allí, conocí a su esposa, y la amistad original con él se extendió a ella y como familias, compartimos momentos gratísimos, especialmente en Navidad y Año Nuevo, donde alternábamos los hogares donde celebrarlos.

Pero además, había un permanente ir y venir de visitas de unos a los otros, donde las charlas se hacían largas, y hablábamos de todo un poco.

Toti quedó viuda.Trabajadora incansable, traductora especial ante tribunales de justicia, tiene tras si una acreditadísima carrera profesional desarrollada previamente en una institución internacional.

Esa tarea le ha llevado a conocer buena parte de América Latina. Vivencias, gentes, lugares, anécdotas, siempre salpican sus conversaciones.

Toti sabe cultivar amistades, y tiene --tal vez venido de sus antepasados hungaros-- un sentido muy pragmático de la vida.

Y continúa con su labor, pero cuando viene el verano austral (como ahora) Toti se toma sus cuatro meses de vacaciones, y se va a Uruguay, entre otras cosas, para escapar del cruel invierno de estos lares.

Toti ha estado con nosotros, --Alicia mi esposa, fallecida el año pasado y conmigo-- acompañándonos en nuestro vivir. Ella acompañó muchas veces a Alicia, estando aquí en casa, o en un hospital.

Sus visitas eran metódicas e infaltables. Y su sincero deseo de ayudar.

Quedado yo solo, Toti suele venir los domingos de tarde a casa, donde o bien ella trae algo o yo preparo algo, de modo de poder comer alguna exquisitez acompañando un café.

Y son tres horas de charla amena, sobre diferentes temas, y sobre temas particulares que nos interesan a ambos y en los cuales ambos somos mutuos confidentes.

Hace poco tuve una emergencia de salud, y allí estuvo Toti, "al pie del cañón" como solemos decir, acompañándome, hasta que le dije que se fuese tranquila, porque no se iba a pasar 7 horas conmigo en la sala de emergencia de un hospital.

Como confidente, Toti me ha resultado una excelente consejera, especialmente cuando se trata del tema mujeres, porque debo reconocer que en eso, yo no tengo nada que pudiera llamarse “gran experiencia”, sino todo lo contrario. Soy siempre muy honesto, sincero, directo, pero a veces, eso acarrea problemas innecesarios.

Pero….olviden Uds., la racionalidad no va con las mujeres!! Y Toti cariñosamente hace esfuerzos por hacérmelo entender. Creo que tiene razón, que sabe mucho más que yo, porque ve las cosas desde el otro género, el suyo, el femenino.

Pero así es. Toti es una muy buena amiga, y desde aquí, ahora que parte para Uruguay, le deseo un muy buen viaje, --sin contratiempos-- y una muy feliz estadía.

En días más, --Dios mediante-- nos estaremos viendo en Montevideo.

enigma

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