Saturday, May 25, 2013

COMPRENSIÓN

Tenía que ser sin duda Mario Benedetti, quien definiera de modo estupendo qué significa ser gente.

Porque cuando él escribió "La gente que me gusta", describió claramente las cualidades que constituyen el ser gente.

Después de leer detenidamente sus palabras, digo con sinceridad cabal, sin ninguna exageración de autoestima, y en un análisis claro de cómo soy, que bien me puedo considerar gente, uno de esa gente que le gustaba a Mario. 

Vean ustedes cómo es la gente que le agradaba a Mario:

"Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad. 

Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite huir de los consejos sensatos dejando las soluciones en manos de nuestro padre Dios.

Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.


Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme. La gente que tiene tacto.


Me gusta la gente que posee sentido de la justicia.


A estos los llamo mis amigos.


Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor. La gente que nunca deja de ser aniñada. 

 
Me gusta la gente que con su energía, contagia.


Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera.


Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.


Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.


La gente que lucha contra adversidades.


Me gusta la gente que busca soluciones.


Me gusta la gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni cómo lucen. La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.


Me gusta la gente que tiene personalidad.


Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.


La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE.


Con gente como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido."


Valorar a la gente, a los seres humanos que tenemos a nuestro alrededor, exige coraje, pero sobre todo, comprensión.

La comprensión esencial de que somos humanos, por tanto falibles, imperfectos, expuestos a la equivocación y el error, a meter la pata, a confundir sin querer a otros, a llevar a pensar que somos diferentes de lo que realmente somos.

Todo eso es posible, pero todo eso es subsanable, entendible, no justificable pero aceptable, si partimos de la base de que somos humanos.

Se requiere entonces el coraje de asumir nuestra falibilidad, y por sobre todo comprensión para con nuestros semejantes.

Por cierto que no todos/as pueden ser amigos/as, que no todos merecen serlo. Que no todos/as  tienen las cualidades que muy bien denota Benedetti.

Pero se requiere avanzar hacia esas cualidades, para llegar a ser gente. En otras palabras, es como si Benedetti estuviese diciéndonos con quiénes gusta y quiere tratarse, y por ende, con quienes no.

Es claro que en la vida tenemos que ser selectivos, porque en la selección se proyecta quiénes somos. 

Nunca pues es tan cierto aquello de "Dime con quién andas y te diré quién eres".

Me gusta tratarme con la gente que es gente.  Con esa gente voy a dónde sea, y me animo a compartir proyectos, sueños, anhelos, vida.


enigma

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