Tuesday, December 12, 2017

DE VUELTA EN LA CIUDAD QUE ME VIO NACER



 
Sí amigos, he retornado a la ciudad que me vio nacer y en la cual viví durante 45 años.

Una vez más de visita, escapando al cruel invierno de Iowa City –en el Norte de EE.UU.— para saborear la tibieza del sol, un cielo azul, y algo más.

Llevo escasas 96 horas en Montevideo, la capital de Uruguay.

Una vez llegado al pequeño pero funcional y hermoso aeropuerto internacional que debería llevar el nombre de “Presidente Jorge Batlle”, tomé el camino hacia la ciudad misma a través de la Avenida Italia.

La primera y fuerte impresión es la de una ciudad decadente. Muchas viviendas viejas y mal mantenidas o decididamente descuidadas.  Y luego, una abusiva, vandálica y repugnante presencia de “graffiti” que representa una contaminación visual imposible de soslayar.

Eso revela que no hay autoridad que vigile, controle e impida que la ciudad esté en tan deplorables condiciones atacada de grafitismo.

Cierto que hay otras zonas de la ciudad que lucen limpias, prolijas, con edificios nuevos, donde seguramente sus propios habitantes cuidan de mantenerlas en buen estado. Esas son las zonas que han de provocar el placer del turista estadounidense o europeo se va a sentir cómodo y a quien le van a agradar.

Pero el estado de decrepitud es general, y se extiende al mismo centro de la ciudad.

El montevideano acostumbrado a vivirlo todos los días ha perdido la sensibilidad para notarlo.

Dejando de lado esas cosas, me regocijo en las expresiones de alegría al recibirme, en la felicidad de múltiples reencuentros, en la empatía de colegas periodistas, de astrónomos y de los amigos que están coordinando reuniones conmigo, en las invitaciones a programas de radio o TV, a dar conferencias y a compartir almuerzos o cenas.

En esencia, en lo que más importa: el aspecto humano.

Por otro lado, además de un clima veraniego agradable, en Montevideo se disfruta de más y mejor comida que en Iowa City. Se obtiene a mejor precio, y hay una variedad que no se conoce en Estados Unidos. En Uruguay se puede comer muy bien.

Todos estos factores juntos hacen que a poco de llegar, mi estadía me esté resultando muy agradable, y a la vez promisoria.

Pero sobre todo, destaco la interrelación humana, abierta, cálida. Las expresiones de cariño, de afecto, de verdadera amistad. Eso que dífícilmente se tiene y se alcanza en Estados Unidos.

Hago propicia esta oportunidad, para llegarme con un muy especial saludo a todos ustedes, deseándoles una Navidad en paz y espiritualmente rica, y un Nuevo Año lleno de oportunidades para crecer como individuos. Para hacer el bien. Para dar de sí lo mejor. Para compartir cuanto se sabe, cuanto se conoce, cuanta experiencia de vida se ha acumulado. Para proyectarse positivamente en la sociedad.

Así lo deseo de corazón.



enigma
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