Wednesday, September 5, 2018

AQUELLA REMERA MARRÓN



Hoy me vestí con una remera (playera) marrón, y mientras me estaba vistiendo recordé otra remera marrón que ya no tengo.

Recordar me condujo a un tiempo y lugar. Fue un viernes de Septiembre, hace ocho años, cuando estaba rodeado por las pirámides de Teotihuacán.

No puedo describir adecuadamente el impacto que ese lugar tuvo en mi, su magnificencia, el valor arqueológico que permanece allí como un testigo silencioso de una civilización ida.

Es un lugar extendido conde entre otras muchas reliquias se destacan las pirámides del Sol y la Luna.

El  viento sopló fuerte y repentinamente el cielo que estaba soleado se volvió totalmente cubierto de oscuras nubes y el agua cayó torrencialmente.

Yo estaba con  una mexicana que –entonces-- era una buena amiga mía y mi guía en el lugar. Corrimos a refugiarnos bajo la carpa de una de las vendedoras del lugar allí. Poco rato después, la densa lluvia y las nubes se fueron. El cielo volvió a estar azul, el sol brillaba y regresamos al enorme lugar.

Luego compartimos un almuerzo en un lugar muy típico. Realmente estuvo bueno, y celebramos la ocasión con un tequila.

Retornamos a la ciudad de México donde nos dimos un abrazo de despedida.

Una vez en el hotel, cuando me quité la remera pude oler el muy agradable perfume que ella había dejado en la prenda.

Al día siguiente retorné a mi hogar en Virginia.

Cuando cogí la remera para lavarla, ¡aún podía oler aquel delicioso perfume! En cierta forma me volvió a los momentos vividos en México.

Realmente fueron algunos de los momentos más felices de mi vida.

Milton W. Hourcade
Textos protegidos por derechos de autor.
  

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