Wednesday, April 17, 2019

HAN PASADO NUEVE AÑOS


Nueve años, cuando el 18 de Abril de 2010, Alicia, mi esposa, partió hacia la eternidad.

Años que se han hecho largos, por momentos tediosos, difíciles de vivir en soledad.

Y si bien hasta hubo amistades que me aconsejaron mudarme, para no seguir viviendo en la casa que me traería permanentes recuerdos de ella, sigue presente en mi persona, dentro mío.

Pero además sigue presente en las tantas cosas que compartimos y que siguen acompañándome. Cosas que constituyen el hogar mismo y las maneras de usarlas y de guardarlas. Ella tenía su orden, y yo lo continúo.

Esencialmente, siento la ausencia de su presencia misma, de su voz, de sus pensamientos, de dialogar y tomar juntos resolución sobre diversos temas.
Alicia era muy lógica y muy creativa también.

Por cierto que aunque extrañaba a su familia que había quedado allá en Uruguay, disfrutó mucho la vida acá en Estados Unidos. Pudo tener distintos trabajos y en todos ellos muy bien considerada y desempeñándose con calidad y soltura.

Pudo hacerse de amistades, que la querían muy bien.
Como buena ama de casa, disfrutaba de poner una mesa con productos de variada procedencia, especialmente de diversos países de Europa.

Aprendió a conducir un vehículo, y resultó una excelente automovilista. Tenía además, una envidiable memoria geográfica.

Siempre destacaré su vocación por la educación, su dedicación a nuestro hijo Juan-Pablo y luego a su nieto Benjamin.

Un año fuimos a Europa juntos. Estuvimos en Ginebra, Suiza, y en París, donde –por supuesto— visitamos la Catedral de Notre Dame. Subimos al Mont Blanc, y conocimos Chamonix. Pero también estuvimos en Holanda, donde pasamos unos días en la ciudad de Alkmaar y luego visitamos Dem Helder, sobre el Mar del Norte.

Siempre vivimos en el Condado de Fairfax, en el Norte del Estado de Virginia, muy cerca de Washington D.C., pero conocimos Annapolis y varios lugares del Estado de Maryland, entre ellos Baltimore, desde cuyo aeropuerto viajó varias veces hacia Montevideo, pasando por Chile. Fuimos a la ciudad de Nueva York y a Syosset. También viajamos a Florida, donde recorrimos el área de Palm Beach, Jacksonville y el histórico pueblo de St. Augustine.

En el propio Estado de Virginia fuimos a conocer Richmond, la capital, y Norfolk con la base naval del Atlántico, pero además veranemos en Virginia Beach.

Y en ocasión del matrimonio de mi hijo, conocimos Stockton, lugar de mis consuegros, y las ciudades cercanas de Manteca y Lathrop, en California.

A Alicia le gustaba viajar, conocer lugares y gente.
Cuanto más tiempo pasa, más valoro la calidad de ser humano que era ella. Me siento orgulloso de que haya sido mi esposa.


 Milton W. Hourcade




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