Saturday, October 25, 2008

¿Familia o núcleo humano básico?


Tradicionalmente se ha afirmado que la familia es la base de la sociedad.

Y se ha entendido que la familia está constituída por padre, madre e hijos.

En el ámbito religioso, dentro del cristianismo, se ha destacado como modelo, la llamada “sagrada familia”, constituída básicamente por José, María y Jesús.

Pero la “sagrada familia” es un remoto ejemplo de una familia disfuncional, donde José realmente no es el padre, y Jesús no es su hijo, en la cual María –una adolescente embarazada—es dada a José como en custodia, y éste acepta tomarla por esposa.

No obstante, ese modelo básico sirvió durante siglos para definir a la familia.

También ese modelo básico prohijó a lo largo de siglos las advenedizas relaciones extra-matrimoniales, principalmente de hombres –pero crecientemente también de mujeres.

La figura de la amante o el amante, se ha erigido finalmente como parte de lo que rompe lo ojos como una necesidad humana. Algo falla en la familia, que hay que irlo a buscar fuera de ella.

Esto tiene que ver seguramente con muchos tabúes respecto del sexo, con muchos errores en la elección de pareja cometidos durante el noviazgo, y con la gran diferencia que existe entre los encuentros más o menos regulares, y el convivir diariamente.

Pero todo eso se ha revolucionado y ha cambiado.

La vida sexual activa empieza hoy a los 11 o 12 años. Es la realidad. Las niñas y niños se encuentran y se saben físicamente el uno para el otro. Y aunque hay en esas instancias una inmadurez total del punto de vista psíquico, no obstante ocurren relaciones de las cuales los padres no tienen ni la más mínima idea.

Pero además los criterios y valores han cambiado en la sociedad.

La actividad sexual ha alcanzado públicamente otras proporciones. Hoy las antes segregadas rameras, son llamadas oficialmente “trabajadoras sociales del sexo”, con estatus reconocido por la ONU, y con derecho –que me parece muy bien—a seguro de salud, jubilación, y otros beneficios sociales.

Hoy se habla de “metrosexo”, para definir las variadas formas que las relaciones sexuales, sin tapujos ni más tabúes, han asumido en la vida de las grandes ciudades.

Por eso han crecido las prácticas homosexuales, el lesbianismo entre las mujeres, las relaciones “gay” entre hombres, y los transexuales, --mal llamados “travestis”—que en buena medida les han ido ganando terreno a las prostitutas en el ámbito del comercio sexual.

Y alguien me dirá ¿qué tiene que ver todo esto con la familia?

Ocurre que justamente por todos estos vientos que vienen soplando, ya no se puede hablar de la familia tradicionalmente entendida como el núcleo básico de la sociedad.

La “familia” hoy puede estar compuesta de dos mujeres o de dos hombres y niños, hijos de alguna de las mujeres, o adoptados.

La “familia” puede estar compuesta por un hombre y dos mujeres, o viceversa.

Ya no se puede en sentido estricto hablar de familia, y más bien hay que pasar a hablar de núcleo humano básico.

Baste señalar que cada vez es menos la cantidad de personas que se unen en matrimonio, y abundan las uniones libres muchas de las cuales devienen en estables, y a veces, más estables que las hechas en matrimonio.

Por otro lado, y para parejas del mismo sexo, se está recurriendo a la figura legal de “unión civil”, a fin de garantir a quienes así viven, los mismos derechos legales que les asisten a las parejas heterosexuales. Principalmente cuando hay bienes o herencias implicados.

De modo pues que en la actualidad, la “familia” se ha revolucionado de tal forma, que resulta imprescindible legislar para las nuevas realidades, especialmente pensando en las obligaciones que los adultos tienen que contraer respecto de hijos propios o adoptados, para no desamparar en ningún sentido a la niñez, para protegerla en toda su extensión.

Y por otra parte, se hace necesario educar en sexualidad, desde la escuela, para que haya en lo posible un acompasamiento del desarrollo físico con una mayor madurez psíquica, y con un sentido de responsabilidad personal y social.

Resulta necesario principalmente insistir machaconamente en dos conceptos fundamentales: sexo responsable y seguro.

El hecho de que la otra persona importa, y es tan importante como uno.

Se es responsable de no generar embarazos no deseados, y luego difíciles de sobrellevar, y se es responsable de no transmitir enfermedades derivadas de la actividad sexual, todo lo cual se soluciona con el sencillo y simple uso de condón.

Y en esto, hay mucho por hacer y mucho por educar, especialmente desde los once años en adelante.

Pero volviendo al tema principal del que hoy me ocupo, el concepto de familia de alguna manera tenemos que sustituirlo por el de núcleo humano básico, porque éste refleja una realidad contemporánea.

enigma



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