Thursday, February 19, 2009

UNA ACLARACIÓN PERTINENTE


Tal vez sea bueno aclarar algunas cosas, para que no se me malinterprete.

Personalmente, hay valores fundamentales que son prácticamente permanentes, no importa cuánto cambie la sociedad.

La honestidad personal, la honradez, la lealtad, la amistad, la confianza, la responsabilidad, la dedicación al trabajo, a una causa noble, al núcleo humano básico, son mis valores.

Admito que no tienen por qué ser los de otros, pero son los míos.

Y los mismos han de permear nuestro diario vivir.

Ahora bien, es en el plano de los sentimientos donde surge la confusión, y hasta la contradicción, muy humana por cierto.

Porque allí no rige el pensamiento frío, calculador, cuasi que matemático, aunque hay quienes parecen no tener sangre en las venas.

Y menos aún, un sentido militar del deber, o del acatamiento debido. ¡Los civiles estamos libres de esas cosas, afortunadamente!

Entonces es cuando se plantea la necesaria creación de espacios y tiempos diferentes. Son espacios y tiempos acotados, compartimentados.

Para poner un ejemplo: en la oficina no lavamos la ropa, y en el hogar no manejamos expedientes. Cada cosa tiene su ámbito y su lugar. Y en cada lugar actuamos de manera diferente, según lo requieren las circunsrancias.

Lo que necesitamos siempre es reservarnos un espacio y un tiempo privados, nuestros y sólo nuestros.

Un tiempo para dar rienda suelta a quienes somos sin tener que estar dando explicaciones de cómo o por qué.

Si ese espacio no nos lo creamos, seguramente terminamos traumados.

Este blog es un ejemplo de ello. Y a través de él busco y quiero el diálogo.

Pero no soy quien para dar consejos a nadie.

Simplemente expreso lo que siento y lo comparto a corazón abierto.

Si alguien quiere agregar algo, lugar hay para un comentario. Si alguien no está de acuerdo, también puede comentarlo.

El diálogo –si respetuoso-- siempre es fecundo.

Lo que no quisisera de ninguna manera es que alguien llevado/a por mis palabras, pudiese llegar a tomar iniciativas equivocadas, o a tener actitudes que a la postre le acarreen problemas que no tenía antes. No. Eso no.

Por el cariño que le tengo a todos quienes me leen, no deseo que a nadie le acontezca algo que signifique finalmente un drama.

Pero tampoco puedo verificar impasible que alguien se esté torturando a sí mismo/a con preguntas existenciales, que en el fondo no son sino un no quererse aceptar tal cual se es.

Eso tampoco es sano, y no es bueno. Pero sobre todo, no es saludable.

Y ahora, voy a decir otra cosa, que no tiene nada que ver con lo anterior.

Tengo un miedo, un miedo básico. El miedo a vivir en soledad.

Por momentos se abate sobre mi como una sombra proyectada desde un futuro incierto.

Y no quiero que nadie se equivoque conmigo ni yo confundir a alguien, ni equivocarme con nadie, pero sé visceralmente, que necesitaré a alguien.

Es obvio que ese alguien -mujer- tendrá que ser libre.

Por ahora, es todo. Y es suficiente, creo.

Espero haber sido claro.

enigma


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